Antier 25 de agosto observaba por
el canal Caracol dos especiales de televisión que me dejaron en verdad
impresionado, aunque debo decir que no muy gratamente. En el primero, llamado “Los Informantes”, se
entrevistaba a Maria Luisa Piraquive, la famosa pastora y líder de la Iglesia de Dios Ministerial de Jesucristo Internacional
que aparece en un video pidiendo discriminar a los minusválidos, una multimillonaria
multinacional cristiana evangélica quien justificaba su enorme fortuna
personal y la de sus familiares cercanos con el tonto argumento de que
nunca ha tenido que hacer mercado porque se lo regalan los fieles y que por
ello su salario le alcanza para tener lujosas propiedades en varias partes del
mundo -Jesús dijo que no deben atesorar pues se debe evangelizar sin alforjas
ni dinero ni sandalias de repuesto, Lc 10, 4-. También hacía alarde de los
dones de sanación y profecía -entre otros- que dice poseer.
También se informaba, lo que
complementamos con lo que obtuvimos de otros medios de comunicación, de las
investigaciones por
lavado de activos y enriquecimiento ilícito que cursan en su contra y de su
partido político, el Mira, en la Fiscalía colombiana y en otros entes de
investigación de otros países, algunos de cuyos dirigentes han sido sorprendidos
y capturados en operaciones antinarcóticos; de la demanda que en su momento
presentó su propio hijo acusándola del envenenamiento de su padre el pastor
Luis Moreno -esposo de Maria Luisa y fundador de la Iglesia- y de como ella
esperaba que se muriera de repente porque anunciaba públicamente que estaba
siempre a su lado para en el momento de su muerte heredar sus dones
espirituales -Priscilla Angulo, ex-pastora de ese grupo, manifiesta ese mismo
temor por las circunstancias en que sucedieron los hechos cuando Maria Luisa no
podía ejercer autoridad ni gobierno en la Iglesia porque su esposo pensaba que
las mujeres no debían participar en ella más que como fieles, lo que le causaba
envidia y molestia y les da la sospecha de que pudiera estar implicada en su
muerte, la que cuando ocurrió no permitió que se le realizara autopsia al
cuerpo con la excusa de que iba a ser resucitado -hay otra demanda presentada
por la Red de Víctimas de las Sectas por la muerte de Luis Moreno-; de
amenazar, perseguir, discriminar y expulsar a su propio hijo Ivan Moreno
Piraquive de la iglesia por
haberse declarado homosexual -denunció que le quitaron parte de su herencia
de forma fraudulenta pues de un dia para otro fue sacado de las Escrituras-; de una grabación de una conversación
telefónica de Maria Luisa Piraquive y el entonces concejal Carlos Alberto Baena
-hoy Senador por el Mira y el mismo que aparece en un video pidiendo llevar a
los fieles de la congregación a inscribirse para votar por ellos días antes de
las elecciones- con otro miembro de la iglesia, hablando de una pastora llamada
Olga Lucía, de Miami, que está desobedeciendo sus órdenes y defendiendo a Ivan
Moreno Piraquive -su hijo al que se le busca expulsar por ser homosexual-, y piden
decir de ella que está loca y desquiciada para lograr su deportación de E.E.U.U.
y perseguirla económicamente inventándole denuncias y problemas, y hasta quitarle
la vivienda que estaba a nombre de otro miembro de la iglesia, en lo que parece
ser también un caso de testaferrato. Todo un prontuario de conductas claramente
delictivas como lo dice el mismo fiscal entrevistado poco después de conocerse
estas denuncias. Y solo en una Congregación.
En el otro programa del mismo
canal, “Séptimo
Dia”, se denunciaban los cada vez más frecuentes casos de pastores que con
el mismo tipo de engaños no solo manipulaban las conciencias sino que
abiertamente estafaban a muchos de sus
fieles convenciéndolos de entregar gruesas sumas de dinero -desde 5 hasta 50
millones- con promesas de multiplicárselos por medio de oraciones y ayunos y de
supuestas Ong´s internacionales que harían donaciones multimillonarias para
ellos, como prometiendo por medio de supuestos abogados tramitar millonarios reclamos
ante el Estado por su condición de desplazados. Los responsables, varios
pastores -Héctor Garzón, Juan Ávila- y un supuesto abogado presentado por éste
último para hacer los trámites, no le dan la cara a sus fieles ni han devuelto,
en la mayoría de los casos, los dineros
que con engaños les quitaron. Las congregaciones o iglesias de la que hacían
parte, Asambleas
de Dios, con sede central en Bogotá y con 1200 sucursales en Colombia, y la
Iglesia de Dios Guiada por el Espíritu Santo también con varias sedes a
nivel nacional, no responden ni dan razón de los actos de sus pastores. Una
estratagema planeada y montada con el único propósito de quitarles el dinero a
unos incautos y confiados fieles. También por estos casos hay demandas que
cursan en la Fiscalía de Colombia.
También en este programa de Séptimo Día se entrevistaba a dos
ex-miembros de la Iglesia de Dios Ministerial de Jesucristo Internacional -la
misma de Maria Luisa Piraquive que mencionamos antes-, Priscilla Angulo y Oscar
Jahir Bedoya Piraquive -este último sobrino de la misma Maria Luisa y ambos
ex-pastores de la Congregación- y de cómo fueron preparados y formados para
usar esos supuestos dones -denuncian que son falsos, que nunca se cumplían las
profecías de su líder ni que ellos jamás lo tuvieran- para dirigir la
conciencia de los feligreses para que así creyeran en la “unción” de la pastora
para que les entregara sus bienes o dinero -he aquí el origen de sus fortunas- con
promesas de muchas bendiciones, milagros y riqueza para sus vidas que nunca se
cumplían -eso no es bíblico pues en ninguna parte de la Biblia Jesús usó ese don
de esa manera pues consiste en hablar de parte de Dios, no en estar prometiendo
riquezas ni adivinando cosas-. Priscilla
había denunciado en otro programa que recibíó un inesperado regalo de María
Luisa Piraquive, un carro cero kilómetros -le pidió declarar públicamente que
el Señor se lo había prometido en una profecía, sin ser cierto pues fue un regalo
sorpresa, y que le había cumplido, una forma de asegurarse de que los fieles
crean que es verdad que las profecías se cumplen y así aportan más dinero
esperanzados en multiplicarlo. El regalo en realidad era para que Priscilla no
denunciara públicamente a su esposo, otro pastor, que la agredió física y
sicológicamente durante muchos años, y no se separara de él para evitar que se
dieran cuenta los fieles que ellos no cumplían lo que predicaban porque se
derrumbaba la iglesia -este tipo de sobornos es lo que permitiría que personas
educadas o instruidas defiendan o sigan a las sectas, uno de los argumentos
expuestos por sus dirigentes, lo que nada tiene que ver con la fe-. Priscilla terminó
separándose y Maria Luisa ordenó su bloqueo económico y puso a sus hijos en su
contra comprándolos con regalos y viajes a Europa para obligarla a regresar,
según afirmó la misma Priscilla-.
A manera de resumen, veamos en esta imagen como los pastores evangélicos en general manipulan a sus fieles para hacerles creer que son "ungidos" simulando milagros de curaciones, expulsiones de demonios, falsas "cirugias" con las manos, falsos dones de lenguas y les prometen milagros a los fieles si diezman, si les entregan su dinero a los dueños de la congregación:
A manera de resumen, veamos en esta imagen como los pastores evangélicos en general manipulan a sus fieles para hacerles creer que son "ungidos" simulando milagros de curaciones, expulsiones de demonios, falsas "cirugias" con las manos, falsos dones de lenguas y les prometen milagros a los fieles si diezman, si les entregan su dinero a los dueños de la congregación:
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Para leerla y observarla mejor hacer click en la imagen. |
Podríamos mencionar miles de
casos más. Hemos tomado solo algunos de ejemplo que muestran un comportamiento -“profecías”,
“milagros”, "don de lenguas", "expulsión de demonios"- casi generalizado para la manipulación de conciencias con esos engaños y apropiarse de los dineros de los fieles. Solo
basta mirar en
los diarios en internet para confirmar que estos casos abundan en casi
todos los países de habla hispana y en muchas otras naciones. En los programas
mencionados fueron entrevistados algunos legisladores y autoridades de Colombia
que manifestaban que la legislación -como en casi todos los países- lo permitía
por existir un principio consagrado en la Constitución, el de “libertad de
cultos”, por lo que cualquiera puede formar iglesias o religiones con cualquier
tipo de creencias y celebrarlo sin ser discriminado, y recaudar de sus miembros
dinero.
Es precisamente allí donde me
quiero detener. Una cosa es que la legislación permita la libertad de cultos, o
sea expresar y celebrar en público cualquier idea que se tenga de Dios y el
culto que le deseen dar, y otra cosa muy diferente que el Estado y la ley permitan
el recaudo sistemático de dinero mediante la
manipulación de las conciencias y las necesidades económicas, emocionales o
espirituales de personas incautas con las falsas promesas nunca cumplidas de
multiplicar lo que aporten, y bajo la presión indebida y el cultivo cuidadoso de
la autoridad espiritual de un pastor o líder que ellos mismos se encargan de
divinizar mostrando unos “dones” de “sanación”, “profecía” y “sabiduría”
que supuestamente poseen, y los “milagros” que supuestamente realizan, para
ganarse la confianza de los fieles y facilitar así el cometer las
expropiaciones o delitos mencionados.
Lo primero si se debe permitir, lo segundo no. El tener una creencia
cualquiera que sea, y celebrarla y profesarla públicamente sin que afecte a los
demás miembros de la sociedad es lícito y es lo que consagra la libertad de
cultos. El uso y manipulación indebida de esas creencias con ánimo de lucro
personal o para cometer abiertamente
delitos económicos y de otro tipo en contra de sus fieles no puede ser
permitido por ningún Estado. Eso sería la consagración del principio según el cual
cualquier avivato que quiera hacerse rico se inventa de fachada una doctrina religiosa
o cristiana que favorezca el lucro y la manipulación de sus fieles -para eso
las crean en realidad-, y con eso tiene la autorización legal para expropiar y
manipular a quienes le crean. Ninguna sociedad civilizada puede permitir eso.
Si se pudiera hacer ¿por qué fueron procesados sus directivos y
liquidada la pirámide DMG -y muchas otras- que prometía multiplicar por el 30, 50,
70 o 100% lo que sus afiliados le entregaran?. Y DMG siempre cumplía lo
prometido. ¿Si le hubieran puesto una
fachada religiosa a la captación masiva de dineros que realizaba no hubiera
sido delito su actividad pues hacía lo mismo que hoy hacen muchas de las
congregaciones evangélicas sin que nadie se lo impida? Y con el agravante de
que en las congregaciones cristianas y de todo tipo que pululan como arroz nunca
cumplen tal multiplicación del dinero que les entregan los fieles, y sus dueños
o pastores si se apropian de ellos amparados en una errada interpretación de la
libertad de cultos. No se puede confundir el derecho legítimo de que cualquiera
profese, celebre y forme una religión o iglesia con determinada creencia, con
una especie de patente de corso para que sus líderes muchas veces destruyan
vidas y desplumen impunemente a los que se unan a ellas con engaños y promesas de
beneficios que jamás se cumplen. Por ello urge una legislación que acabe con
estos abusos:
Lo primero, crear una
Superintendencia para el ramo, con funciones de investigación, recepción de
denuncias y sanción de irregularidades -hoy la oficina que existe solo se
encarga de aprobar la personería jurídica o creación de iglesias sin ninguna
función de vigilancia y control posterior-. La Fiscalía también debe tener un
equipo especializado en investigación de las sectas. Solo así se puede proteger
a los ciudadanos a tiempo.
Que los aportes y recaudos sean
estrictamente voluntarios y se prohíban las promesas de multiplicar lo que se
done, de usar la predicación o “profecías” para presionar el aumento de los aportes -hay videos donde dueños de
sectas les enseñan a sus pastores a predicar para sacarles más dinero a los
fieles-, o de que el donante recibirá milagros por ello, porque eso es
completamente falso y ningún pastor puede garantizarlo y a nadie se le ha
cumplido, pero si ha servido para que los pastores se enriquezcan ilícitamente
presionando a sus fieles para que se desprendan de su dinero incluso con amenazas
de castigos divinos a quienes no lo hagan. Nunca Jesús en la Biblia prometió
bienes materiales a quienes le obedecieran o aportaran dineros a la Iglesia, ni
castigos para quienes no los hagan.
Prohibir también los shows en público de
supuestos milagros de curaciones -que sirven de base para el engaño pues
busca hacer creer que el pastor o pastora es ungido(a) y puede producir ese
tipo de hechos- salvo que en cada caso haya una comprobación científica -ante
un equipo multidisciplinario que se conforme- de la existencia previa en el supuesto
sanado de una enfermedad que no podía curar la Ciencia -lo que prueba que haya
existido un milagro es que sólo por medios sobrenaturales inalcanzables para el
hombre haya podido ser sanada una enfermedad, pues cualquiera puede ser sanado
por un tratamiento médico convencional y eso no es un milagro, pero si son
usados esos casos que no tienen nada de milagrosos para engañar a los fieles
haciéndolos pasar como milagros-, documentada por exámenes de diagnóstico de reconocido
valor científico, con la posterior demostración por los mismos medios de
diagnóstico de que ya no existe la enfermedad en el paciente, certificadas por
médicos autorizados y de reconocida probidad. Y sólo los casos que cumplan con
esos requisitos puedan ser presentados como milagrosos ante sus fieles.
También se deben hacer pruebas de aptitud a todos los pastores que
practiquen ese tipo de actos y digan poseer dones de sanación y profecía, y a
los que soliciten la creación de nuevas iglesias o sucursales en los que los
practicarán, en hospitales con enfermos terminales e incurables reales
escogidos por el ente de vigilancia y control, para que demuestren que tienen realmente
ese poder sanador -Jesucristo sanaba a creyentes y no creyentes en Él y en
cualquier parte, así que el decir que solo pueden suceder con los que son
miembros de la iglesia no puede ser una excusa válida-, para poder continuar o realizar
ese tipo de actos. Nadie puede decir que
es descabellado realizar tales pruebas de aptitud porque si alguien desea
ejercer la medicina o la ingeniería o cualquier profesión en Colombia debe
demostrar con la aprobación de unos
estudios, que tiene la capacidad para ello. Lo mismo deben demostrarlo los
pastores que dicen poder realizar
milagros en el nombre de Dios, que no son simples engaños y manipulaciones de
la ingenuidad de sus fieles para quitarles su dinero prometiéndoles que van a
recibir milagros y beneficios a cambio.
Que se prohíba el activismo o
proselitismo político y la fundación o apoyo de partidos políticos en las
iglesias, los que son usados para cometer delitos como el constreñimiento de la
libre voluntad de sus fieles como electores obligándolos a votar por los
pastores o por los partidos que ellos apoyen -y a trabajar gratuitamente y
financiar sus actividades políticas como ha sido denunciado en el Mira- bajo
amenazas de castigos divinos a quienes no lo hagan. En la Biblia jamás la
Iglesia formó ni apoyó partido político alguno pues la misión a la que la envió
Jesús hace dos mil años cuando la formó era exclusivamente evangelizar, Mc 16,
15-16, durante todas las épocas “hasta el fin del mundo”, Mt 28, 20, por lo que
es falso que Dios pueda inspirar formar partidos políticos o cosas semejantes
como lo justifican pastores como Maria Luisa Piraquive. Lo que se busca con
tales partidos y actividades es aumentar la influencia, la riqueza y el poder
de los pastores, y quizás con ello alcanzar algo de impunidad para sus
actividades y las de la congregación, no el trabajar en verdad por la salvación
y dignidad de los más débiles y necesitados como muchas veces dicen.
Esperemos que el Legislativo,
dada la creciente participación de iglesias
y pastores evangélicos en alianzas con partidos políticos que desde hace
muchos años se viene presentando -algo denunciado en muchos medios-, y que les
reporta a muchos de los candidatos a legisladores y gobernantes muchos votos cautivos, tenga aún un número suficiente
de miembros con la independencia y
fuerza de carácter necesaria para pensar primero en los intereses de los ciudadanos
de a pie y no en los propios ni en los de personas inescrupulosas que abusan de
la inocencia o ignorancia en materia de fe y religión de muchos ciudadanos. Es
su deber constitucional hacerlo. De lo contrario, de no tomar medidas, el
Estado y ellos mismos están propiciando y siendo cómplices de múltiples delitos
económicos -y otros con secuelas graves de tipo familiar, mental y emocional del
que son víctimas muchas veces sus adeptos- que cada día se cometen en estos grupos, con
el engaño de falsos dones de sus dirigentes o pastores. Que la Patria y Dios os
lo premien o que Dios y el pueblo os lo demanden.
Como fundamento bíblico de lo que hemos dicho debemos mencionar además
que el diezmo no es una doctrina cristiana pues solo se pagaba en el Antiguo
Testamento, en especie, Lv 27, 30-33; Nm 18, 27, y cada tres años. Ni siquiera
era entregado a los sacerdotes o dirigentes sino que se ponía en silos o sitios
públicos donde iban todos a comer, Dt 14, 28. Y nunca fue usado para
enriquecerse sus sacerdotes o levitas sino para que se les garantizara un
mínimo de subsistencia -comida y vestido- sin atesorar nada propio, Num 18,
21-32; Dt 12, 17-19; 22, 29; 14, 27, lo que es contrario a las inmensas
fortunas que amasan los pastores evangélicos -los sacerdotes católicos no
tienen ni atesoran nada propio pues hacen votos de pobreza al ordenarse-. Y
para que los más pobres de la sociedad, los que no tenían medios de producción
o subsistencia propios como viudas y huérfanos, fueran auxiliados, Dt 12,
17-19; 14, 25-29; 26, 11-13.
Aunque los judíos los seguían pagando en tiempos de Cristo y lo siguen
pagando hasta hoy por ser su religión, no es una doctrina cristiana pues Él
nunca pidió pagarlo. Cuando Jesús dijo que la semilla debe dar frutos del
ciento, o del sesenta o del treinta, Mt 13, 3-9, no se refería a que debemos
dar dinero a la iglesia para que nos sea multiplicado por 100 o por 60 o por 30
sino a que debemos acoger la semilla de la Palabra en nosotros para que demos
frutos de fe, para que nos convirtamos, porque al creer y acogerla produce los
bienes espirituales interiores que nos llevarán a experimentar la vida eterna -no
son visibles esos dones por medio de supuestos milagros que nos realizará Dios
o un pastor, ni de dinero y beneficios materiales que nos llegarán-, lo que
constataremos al manifestársenos de forma visible el Espíritu Santo prometido,
Jn 16, 13, como en Pentecostés lo vivieron los Apóstoles, Hch 2, 1ss.
Lo que aportemos en dinero a
cualquier persona o a la Iglesia va en beneficio de nuestra conversión interior
personal, no de nuestro bienestar material. Jesús dijo que buscáramos primero
el Reino de Dios y que todo lo demás, lo que necesitamos para vivir -no
prometió hacernos ricos- vendrá por añadidura, Lc 12, 22. No dijo nunca que
diéramos dinero a la iglesia para que Él nos lo multiplicara por 100 o por 60 o
por el 30%. Los aportes a la Iglesia deben ser voluntarios y de acuerdo a las
posibilidades y deseos libres de cada fiel como lo practicaron los apóstoles,
sin ofrecer a cambio milagros o beneficios económicos de ningún tipo.