ANALIZA DIFERENTES TEMAS GENERALMENTE POLÉMICOS DE NUESTRA FE CRISTIANA
PARA MOSTRAR SI TIENEN o NO SUSTENTO BÍBLICO.

"La pregunta principal que nos planteamos hoy es ¿cómo hablar de Dios en nuestro tiempo? ¿Cómo comunicar el Evangelio, para abrir caminos a su verdad salvífica en los corazones de nuestros contemporáneos, a menudo cerrados, y en sus mentes, a veces distraídas por tantos destellos de la sociedad?"... ..."La primera respuesta es que nosotros podemos hablar de Dios porque Dios ha hablado con nosotros. La primera condición del hablar de Dios es, por lo tanto, la escucha de lo que ha dicho el mismo Dios."
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AAA ¿Cuál es el verdadero Bautismo cristiano? "Convertíos y que cada uno de vosotros se haga bautizar en el nombre de Jesucristo", Hch 2, 38. ¿Que es bautizar en el nombre de Cristo? "El que crea y sea bautizado se salvará", Mc 16:15-16


El Rito del Bautismo significa lo que debemos vivir durante nuestra vida de fe: sumergirnos en el agua es figura de morir al pecado con Cristo, y salir del agua es signo de resucitar con Cristo a una vida nueva, experimentar su resurrección en nosotros. Pablo lo dijo muy claramente: 
"¿No saben ustedes que todos los que fuimos bautizados en Cristo Jesús, nos hemos sumergido en su muerte? Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para que así como Cristo resucitó por la gloria del Padre, también nosotros llevemos una Vida nueva. Porque si nos hemos identificado con Cristo por una muerte semejante a la suya, también nos identificaremos con él en la resurrección.", Rom 6, 3-5

Hago un paréntesis para aclarar algo. El que se haga por inmersión o por aspersión no tiene diferencia alguna porque ambos prefiguran o significan lo mismo. Cuando se hace por aspersión se da por entendido que se está bajo el agua porque se aplica en la cabeza para simbolizarlo, lo que es legítimo, por lo que no nos detendremos en el análisis de cuál forma exterior del rito es la adecuada porque eso es un debate innecesario e intrascendente, máxime cuando en la Didaché, el primer Catecismo de la Iglesia redactado por los mismos Apóstoles, ellos determinan que donde no haya la disponibilidad de piscina o río o lago se haga el Bautismo por aspersión, lo que comprueba que no hay diferencia fundamental entre una y otra forma. Es bueno saber que la Iglesia lo hace de ambas formas, tanto de bebés como adultos. 



Por aspersión
Por inmersión


Aclarado esto sigamos en el análisis donde veníamos. Pero eso, el que el Rito del Bautismo signifique que morimos y resucitamos con Cristo, no quiere decir que al momento de recibir el Rito ya lo vivamos de inmediato, que ya hayamos muerto y resucitado con El automáticamente como por arte de magia al salir del agua. Eso equivaldría a creer que es un rito mágico, lo que cae en el campo de la superstición y es totalmente ajeno al cristianismo verdadero.

El Rito es solo el comienzo del proceso. Al recibirlo Dios siembra en nosotros por primera vez la semilla de Gracia que nos hace aptos para comenzar a obedecer a Dios porque desde ese momento ya habita el Espíritu Santo en nosotros, lo que antes del Rito no teníamos (por eso el bautismo de bebés si repara desde que lo reciben el pecado original con el que todos nacemos, que es la incapacidad de obedecerle a Dios porque no nacemos con El. Si no lo recibimos desde bebés creceremos alejándonos cada vez mas de El aunque seamos buenos porque sin El en nosotros estamos impedidos de seguir u obedecer a Dios en nuestra naturaleza).

Pero allí no está ni termina todo, porque ese Bautismo inicial recibido con el Rito debemos posteriormente profundizarlo, descubrirlo, alimentarlo para que de frutos. ¿Como lo hacemos? Sumergiéndonos ya de forma real en la piscina bautismal que Jesús construyó al fundar su Iglesia única hace dos mil años, la que llenó con el Agua Viva del Espíritu Santo desde Pentecostés (Hch 2, 1ss; Jn 7, 37-39).Lo que prefigura el Rito del Bautismo es la inmersión en la Iglesia que está llena del Agua Viva del Espíritu, para que en ella podamos morir y resucitar en Cristo.

Siguiendo a Cristo en ella, creyendo a la predicación de sus dirigentes (Mc 16, 15-16) y recibiendo los sacramentos (Hch 2, 38; Mt 26, 26; Jn 20, 23, etc.) vamos descendiendo espiritual e interiormente en las aguas del Bautismo. Esa es la inmersión espiritual pero real que debemos hacer todos para llegar a convertirnos, semejante y significada con la que Jesús recomendó al ciego a la piscina de Siloé para que viera, signo de su conversión: 


"Dicho esto, escupió en tierra, hizo barro con la saliva, y untó con el barro los ojos del ciego y le dijo: "Vete, lávate en la piscina de Siloé" (que quiere decir Enviado). El fue, se lavó y volvió ya viendo", Jn. 9, 1-7.


La Iglesia es la piscina de Siloé donde está la saliva de Cristo que es su Espíritu Santo, y el barro de la humanidad de cada Sacerdote, en la que debemos sumergirnos hasta que el Adán o hombre viejo que hay en nosotros (Ef 4, 22) muera realmente con Cristo en la Cruz. 


Esa muerte óntica no consiste en solo cambiar de hábitos o de conducta voluntariamente por leer algo de la Biblia como lo hacen los hermanos separados. Es un morir ontológico, del ser, es una muerte real pero interior que sucede en nuestro espíritu, por la que ya no queramos hacer nuestra voluntad sino la de Cristo. Es algo esencial de nuestro ser lo que muere en realidad, nuestra voluntad, nuestro yo, nuestro ego. 


Y cumplida esa muerte óntica luego podemos ir ascendiendo, surgir, nacer de nuevo o resucitar de las aguas como hombres en realidad nuevos (4, 23-25) al recibir en algún momento el Bautismo en Espíritu (Hch 1, 5), como los Apóstoles lo recibieron de forma visible en Pentecostés (2, 1ss), hecho por el que Cristo ya vive y ha resucitado en nosotros y reproducimos su imagen (Rom 8, 29).


Solo en ese momento se realiza en nosotros lo que dijo Pablo y ya habíamos citado que dijo a sus discípulos porque sabía que ellos lo habían vivido: 


"¿No saben ustedes que todos los que fuimos bautizados en Cristo Jesús, nos hemos sumergido en su muerte? Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para que así como Cristo resucitó por la gloria del Padre, también nosotros llevemos una Vida nueva. Porque si nos hemos identificado con Cristo por una muerte semejante a la suya, también nos identificaremos con él en la resurrección.", Rom 6, 3-5


Sumergirse en su muerte y resucitar con Él no consiste solamente en sumergirnos en agua y asumir unos comportamientos nuevos tratando de ajustarlos a loq ue dice la BIblia, sino que es dejarnos transformar en su Iglesia por la predicación y los sacramentos que recibimos. Es decir como Pablo "con Cristo estoy crucificado y ya no vivo yo sino que es Cristo quien vive en mi", Gal 2, 20, que es un proceso de conversión que comienza con el Rito y termina con el encuentro personal con Jesús.


Entonces el Bautismo cristiano no es solo un Rito, es toda nuestra vida siguiendo a Jesús en la piscina bautismal de la Iglesia Católica, la única que está llena del Agua Viva del Espíritu Santo desde Pentecostés. Por ello el único Bautismo cristiano que existe (Ef 4, 5) comprende desde el Rito, pasando por creer a la predicación y recibir los sacramentos porque al creerlos y recibirlos con fe nos van bautizando parcialmente en Espíritu, hasta llegar al Bautismo en Espíritu como el de Pentecostés que es la plenitud del Bautismo. Es un proceso largo, de toda la vida, no un Rito de un momento.


Y como podemos ver, si solo podemos ser bautizados en Espíritu en la Iglesia Católica por ser la misma que Cristo formó la única vez que vino y a la que llenó con su Espíritu Santo, entonces no importa mucho si los de fuera usan la fórmula "en el nombre de Jesús" o si otros lo hacemos en el nombre de la Trinidad, Mt 28, 20 (es en realidad en el nombre de la Trinidad porque vienen el Padre, elñ Hijo y el Espíritu Santo a vivir en nosotros al ser bautizados en Espíritu, Jn 14, 23), o si lo hacen por inmersión o aspersión (ambas formas son legítimas como ya vimos arriba), o si se bautizan adultos o niños (ambas las hacemos en la Iglesia y son legítimas). 
Porque en realidad las congregaciones formadas recientemente por hombres son piscinas bautismales secas porque no las formó Cristo y no están llenas porque no recibieron el Agua Viva de su Espíritu hace dos mil años y por eso en ellas no puede ninguno de sus fieles recibir el Bautismo en Espíritu, el que solo se recibe de forma visible, independientemente de que forma del rito usen.


Seguir a Cristo en su Iglesia Católica es sumergirnos en las profundidades de nuestro Bautismo para pasar de ser Adán, el hombre viejo, hasta llegar a ser bautizados en Espíritu y ser nuevas criaturas, ser como Cristo (Col 3, 10; Gal 4, 19) que es el único objetivo de la fe cristiana (Rom 8, 29) y es la misión que dio Jesús a su Iglesia al enviarla al mundo entero:


“Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes BAUTIZÁNDOLAS (en Espíritu) en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (está siempre con la Iglesia porque los Apóstoles reproducen su imagen desde Pentecostés), Mt 28, 16-20.


Nadie puede ser una nueva criatura si no lo sigue en su Iglesia -es la que nos lo transmite- única y recibe de forma visible a alguien nuevo dentro de sí, al Espíritu de Cristo que nos hace semejantes o iguales a Cristo: 


"¡Hijos míos, por quienes estoy sufriendo nuevamente los dolores del parto hasta que Cristo sea formado en ustedes!", Gal 4, 19. Ver también  Rom 8, 29. Nótese que en este caso Pablo es la Iglesia y dice que sufre dolores de parto para que Cristo sea formado en sus fieles a los que habla, lo que demuestra que es sólo la Iglesia, quien antes lo ha recibido, quien transmite el nuevo nacimiento que sólo da el Espíritu.


Lo que confirma también Pablo: 


"Porque, aunque tengan diez mil preceptores en Cristo, no tienen muchos padres: soy yo el que los ha engendrado en Cristo Jesús, mediante la predicación de la Buena Noticia.", 1Cor 4, 15.



Un grave error de interpretación  del texto de Hch 2, 38:
Analicemos ahora en qué consiste el error de los hermanos evangélicos al interpretar Hch 2, 38:

"Pedro les respondió: «Conviértanse y háganse bautizar en el nombre de Jesucristo para que les sean perdonados los pecados, y así recibirán el don del Espíritu Santo."

De este texto podemos sacar varias conclusiones:

1. Ese dia sólo Pedro y los otros once Apóstoles recibieron el Bautismo en Espíritu de forma visible, del que les habló Jesús en Hch 1, 5: "ustedes serán bautizados en Espíritu Santo dentro de pocos dias".

2. Recibieron el Rito del Bautismo sólo los 3000 que se unieron a la Iglesia.

3. No se puede decir que los 3000 recibieron el Espíritu de la misma forma visible que los Apóstoles porque el Rito del Bautismo y el Bautismo en Espíritu son dos momentos o vivencias totalmente diferentes: el Rito es el inicio de la vida en la Iglesia -el que viven los 3000-, y el Bautismo en Espíritu es la plenitud de ese bautismo -el que viven los Doce-.

4. Pedro invita a los presentes -a los 3000- a bautizarse con el Rito para que un dia futuro reciban lo que están viendo que  les llegó sólo a los Apóstoles, el Bautismo en Espíritu. Los Doce se habían bautizado en el Rito tres años atrás, no ese dia de Pentecostés. 
Los hermanos evangélicos, al no diferenciar entre los 3000 y los Apóstoles asumen que con el sólo Rito del Bautismo los 3000 estaban recibiendo la plenitud del Bautismo en Espíritu y eso no es cierto porque el texto no dice que los 3000 tuvieran una manifestación visible del Espíritu semejante a la de los Apóstoles, lo que demuestra que no ocurrió. 
Al asumir ese error creen que por solo bautizarse ya son salvos y reciben el Espíritu en plenitud y el perdón de todos los pecados, lo que es falso. Eso los lleva a no creer en la confesión al Sacerdote ni en la purificación que debemos vivir para recibir el Espíritu Santo siguiendo a Cristo como miembros de su Iglesia como lo vivieron los Apóstoles durante los tres años previos a Pentecostés.

5. Eso demuestra que el rito del Bautismo no concede de inmediato el Espíritu Santo en plenitud, el que si se recibe como experiencia real en el Bautismo en Espíritu, Hch 1, 5,

6. Y eso significa que cuando Pedro habla de que RECIBIRÉIS el Espíritu, verbo en futuro, como ellos lo están recibiendo en ese momento, se está refiriendo a que el Rito del Bautismo lleva en un futuro, si lo seguimos en esa misma Iglesia, a recibir el Espíritu Santo y el perdón de los pecados cuando vivamos la misma experiencia de los Apóstoles en Pentecostés de recibirlo visiblemente. Eso no es inmediato al recibir el Rito.

7. Ello significa que nadie por recibir el rito ya está salvado automáticamente pues ese es solo el inicio de nuestro caminar hacia la fe plena, hacia la salvación, la que experimentamos cuando recibimos el Bautismo en Espíritu.

8. Bautizar "en el nombre de Jesucristo" no consiste en decir su nombre de boca solamente sino en bautizar habiendo recibido ya el Bautismo en Espíritu porque eso es lo que nos hace vivir en su nombre, vivir en su presencia, porque desde Pentecostés ya los Doce eran iguales a Cristo pues recibieron el mismo Espíritu que Él había recibido y les envió. Por ello el único Bautismo legítimo y que puede llevar a comunicar algún dia el Espíritu Santo en plenitud es el de la misma Iglesia que Jesús y los Apóstoles formaron hace dos mil años, la Católica que es la que tiene esa edad, porque ella ha sido la única que ha recibido el Espíritu Santo y lo puede transmitir en el Bautismo, la predicación y los sacramentos, en el nombre de Jesucristo, a quienes sigan a Cristo en ella, como lo muestra el libro de los Hechos de los Apóstoles que lo vivieron los que siguieron a Cristo con los Apóstoles, Hch 10, 44; 19,6. Fuera nadie puede bautizar en el nombre de Jesucristo porque no se ha llegado a ser iguala El, y no se tienen ni se pueden comunicar los bienes divinos, los que no son transmitidos por la sola Biblia fuera de ella.

Vengamos a su Iglesia y dejémonos bautizar en Espíritu por el Señor hermanos y hermanas. Es de vida o muerte porque si no lo hacemos en vano habrá sido lo que hagamos. Recuerden que Jesús dijo que no todo el que le diga “Señor, Señor” entrará en el Reino de los Cielos, porque solo siendo bautizados en Espíritu entramos. 
De nada servirá que digas que predicaste, que hiciste milagros o que hablaste en muchas lenguas y expulsaste muchos demonios. 
Si no somos bautizados en Espíritu nos dirá “alejaos de mi hacedores de maldad, nunca os conocí” (porque no lo recibiste, eso significa no conocerlo, Lc 13, 21-23). 
Debemos ser humildes y no endurecer nuestro corazón y nuestra mente porque por estar apegados a nuestros razonamientos y comodidad donde estemos podemos terminar sacrificando nuestra salvación. 

Ánimo y muchas bendiciones.