ANALIZA DIFERENTES TEMAS GENERALMENTE POLÉMICOS DE NUESTRA FE CRISTIANA
PARA MOSTRAR SI TIENEN o NO SUSTENTO BÍBLICO.

"La pregunta principal que nos planteamos hoy es ¿cómo hablar de Dios en nuestro tiempo? ¿Cómo comunicar el Evangelio, para abrir caminos a su verdad salvífica en los corazones de nuestros contemporáneos, a menudo cerrados, y en sus mentes, a veces distraídas por tantos destellos de la sociedad?"... ..."La primera respuesta es que nosotros podemos hablar de Dios porque Dios ha hablado con nosotros. La primera condición del hablar de Dios es, por lo tanto, la escucha de lo que ha dicho el mismo Dios."
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Las enfermas por la vacuna contra el virus del papiloma humano, VPH, la actitud del Gobierno y la cultura de la muerte.



Parece bastante increíble la posición del gobierno, sugerida por el Ministro de Salud desde que comenzaron los síntomas  y ratificada en declaraciones de la semana pasada -ayer pidió disculpas y se retractó-,  de que las más de 300 jóvenes que han padecido desmayos y parálisis parcial -incluida una campeona de patinaje que no ha podido volver a la práctica de su deporte porque sus piernas no le responden- en el Carmen de Bolívar y otras zonas del país, se deba a una psicosis o sugestión colectiva.

Hay muchos elementos que no cuadran con esa versión. Aunque la mayoría de las afectadas pertenecen a la misma ciudad, muchas no se conocen entre si y no todas habitan en zonas urbanas. Y desde hace mucho se presentaron otros casos con los mismos síntomas, aislados es cierto, en otras zonas del país, que han salido a la luz pública a raíz del escándalo suscitado con tantas víctimas en la Costa -problema que ha sido enfrentado tardíamente y sólo después de las justas protestas y desórdenes de los airados padres impotentes ante la delicada salud de sus hijas-. Dice mucho que la única relación comprobable entre todas las afectadas y sus síntomas es la vacuna contra el virus del papiloma -se han encontrado reacciones graves de tipo inmunológico a la vacuna en Colombia y otros países del mundo, mirar link al final del artículo-.
Esta versión del gobierno me recuerda que cuando mi hijo mayor tenía cerca de 4 años, una noche comenzó a quejarse de un fuerte dolor en el abdomen, el que se le pasaba cerca de 20 minutos después. Lo llevamos a una reconocida clínica pediátrica donde después de muchos exámenes en los que todo salía normal, uno de los médicos formuló la teoría, basado en que el niño en ese momento era hijo único, de que los síntomas eran de origen psicológico.
De nada valieron las explicaciones de los padres, que conocíamos muy bien a nuestro hijo, de que nunca antes el niño  se había quejado de dolor alguno para llamar la atención -el argumento del médico-, y que  siempre se presentaba el síntoma estando dormido, lo que hacía improbable que lo simulara o lo inventara para buscar llamar la atención, y por eso no creíamos en ese diagnóstico. El médico se negó a cualquier otra posibilidad y el niño fue enviado de vuelta a casa, naturalmente. 
A la siguiente noche tuvimos que regresarlo con el mismo dolor. Otro de los médicos, después de analizar todo el proceso y lo que le decíamos, decidió hospitalizarlo para mantenerlo en observación constante. En ese tiempo otros especialistas más experimentados que lo revisaron opinaban que por la forma en que el niño compartía con los demás y su alegría no  permitían suponer unos síntomas de origen sicológico porque los que los presentaban eran generalmente retraídos, introvertidos y poco alegres, lo que el médico inicial no había tenido en cuenta.
Después de una semana sin poder confirmar la clínica ningún diagnóstico porque todos los exámenes -incluida una endoscopia con anestesia general- salían normales, el dolor desapareció y fue enviado a casa de nuevo.

La experimentada pediatra particular de nuestro hijo, que había estado telefónicamente al tanto de lo que sucedía en la clínica y la que nos había insistido en que no lo dejáramos llevar a la casa sin que estuviera totalmente bien, nos pidió llevarlo al siguiente día a su consultorio para examinarlo.
Al observar sus ojos descubrió que los tenía vidriosos y dijo que eso era un síntoma inequívoco de una enfermedad y ordenó un examen urgente de sangre, el que si salió positivo con Hepatitis A, confirmando que si existía un origen patológico de los síntomas.

¿Le está pasando al Gobierno lo mismo que al médico inexperto que lo que no puede explicar, y le conviene explicarlo a su manera, lo justifica diciendo que los síntomas son de origen sicológico para no tener que investigar más a fondo y llegar a la verdad del problema y poder así enfrentarlo, asumir su responsabilidad si hubiere lugar a ella o simplemente solucionarlo? Yo sí creo. Tiene todos los "síntomas". El origen de esa actitud sí parece ser ya "patológico". Se llama "presupuestitis" la enfermedad. Me explico:

Los estados hacen campañas masivas para vacunar contra el virus del papiloma para después no tener que atender a las enfermas de cáncer. Eso puede parecer loable sin duda porque se busca salvar vidas. Lo poco ético y que no es tan loable es hacerlo con vacunas o medicamentos que se encuentran aún en estado experimental, o lo que es peor y parece suceder en este caso, que ya han sido prohibidas en otros países por inconvenientes, por causar problemas de salud a los usuarios. Eso demuestra que el propósito  aparentemente loable de salvar vidas no lo es tanto pues se ponen en riesgo las vidas que se busca proteger pues no se tienen en cuenta las consecuencias del tratamiento. El remedio resulta peor que la enfermedad.

Es el mismo caso de la píldora del día después. Se han dado muchos casos en que a pesar de seguir las indicaciones de tomarla en los tres días posteriores a la relación sexual, no han interrumpido el embarazo -y por lo tanto no matan o abortan al bebé ya engendrado- pero si le causan graves daños cerebrales y físicos al feto condenándolo a llevar una vida prácticamente vegetativa cuando nace, con todo lo que ello significa para sus defraudados y estupefactos padres. Lo digo con conocimiento de causa porque he sido testigo de casos de primera mano, dolorosamente cercanos.

Ese es también el fondo de las campañas anti-embarazos y anti-sida basadas en el reparto gratuito de condones, donde se deja de lado que a pesar de ellas los embarazos juveniles y los casos de nuevos infectados de sida siguen aumentando.

En el fondo todos son síntomas de la misma enfermedad, evitar a toda costa los aumentos en los gastos que generan más embarazos y más niños pobres y más enfermos en el presupuesto destinado a la salud y la asistencia, sin importar mucho las consecuencias para los usuarios. Es un objetivo a alcanzar a cualquier costo.

Como el médico principiante que trató a mi hijo dando superficialmente un diagnóstico equivocado, el Gobierno, no solo en el caso de la vacuna contra el papiloma sino en todos los demás que no están de acuerdo con sus políticas y con los nefastos resultados que presentan, dice que son de origen psicológico. El Gobierno nos cree esquizofrénicos desde la cuna -en ese caso habría una nueva demostración de ineficiencia estatal porque sabe que todos padecemos eso pero no ha hecho nada para que sanemos-.

No puede ver, ni en este caso ni en los demás mencionados, por negligencia o apatía, o en el peor de los casos por interesada y presupuestal ceguera -no lo podemos enjuiciar por estar "enfermo" aunque lo haga con las 300 víctimas de la vacuna-,  que hay otros "síntomas" o razones de fondo que analizar para llegar al meollo del problema identificando sus causas reales para dar las soluciones adecuadas y oportunas.

Fijémonos en que todas las soluciones que  ofrece el Gobierno a los problemas nombrados -todos con origen de tipo sexual- no buscan educar a la población en tener unas relaciones sexuales más sanas, estables y fieles con una sola pareja -que es lo que evita la propagación del papiloma, del sida y las demás ETS y los embarazos juveniles-, sino en proveer herramientas tecnológicas -anticonceptivos, abortivos,  condones, vacunas- que en realidad aumentan el problema porque en el fondo propician e invitan a la promiscuidad: 

"tenga el sexo que quiera pero protéjase" parece ser el slogan que insinúan esas campañas, lo que en últimas expone a jóvenes y adultos a contactos sexuales más frecuentes con diferentes parejas, lo que termina a corto o mediano plazo eliminando la ventaja alcanzada con la nueva tecnología o herramienta usada, logrando resultados adversos o contrarios a los buscados.
Así ha sido comprobado en países como Uganda donde después de muchos años de basar el combate del sida en el uso del condón y la propagación aumentaba, los índices de contagio solo bajaron cuando se lanzaron campañas que combatían la promiscuidad. 

A los Gobiernos sólo les importamos en función del presupuesto. Solo ven y tratan los síntomas de lo que padecen otros en función de su bolsillo, sin darse cuenta que el presupuesto nacional saldría en verdad beneficiado si aplican las políticas correctas. 
El árbol del presupuesto que tienen enfrente de sus ojos no les deja ver el bosque de las soluciones eficaces que permitan un verdadero crecimiento integral -físico, moral, social y espiritual- al que todo ser humano tiene derecho, y logre a mediano plazo aliviar el presupuesto pues se evitarán tantos tratamientos y herramientas ineficaces y las malas consecuencias que tienen.
De eso padecen todos los Estados. Por ello se aprueba el aborto -que legal o ilegal es usado como un método de planificación familiar más- o las uniones del mismo sexo o la adopción de niños por parte de ese tipo de parejas o la eutanasia. Y se insiste en seguir vacunando a las hijas de los demás -estoy seguro de que el Presidente y el Ministro no han vacunado a las suyas- sin importar los casos graves presentados -y sin importar las dudas que genera la vacuna en la prevención del virus del papiloma para algunos científicos-. Todo para librarse de lo que le estorba y aumenta los gastos del presupuesto.
Su única “patología”, la “presupuestitis”, ya ha sido suficientemente diagnosticada y evidenciada y es la razón de fondo por la que buscan implementar a toda costa, paso a paso, una cultura de la muerte, contraria a la generación de la vida y la exaltación de la dignidad humanas. Pero hasta que el enfermo no reconozca que necesita médico nadie podrá convencerlo de que necesita tratamiento.

El problema es que hay otro daño colateral, que los beneficios de esa tacañería presupuestal estatal en materia de salud pública y asistencia digna no los reciben los ciudadanos sino los corruptos de toda pelambre que se embolsillan buena parte del valor de los contratos que firma el Estado, el que sí parece ser un cáncer con metástasis en todos sus "órganos" o dependencias, que tampoco quiere combatir o mediáticamente dice que lo combate pero con paños de agua tibia que no sirven de nada, solo para calmar los ánimos del público, y que lo tienen postrado en una camilla en cualquier pasillo de hospital o clínica -todas están congestionadas y a nadie parece importarle-, como lo sufrimos los ciudadanos en cualquier  ciudad de este país.

Esperemos que no tenga que ocurrir una tragedia colectiva para que los Estados cambien de políticas, y que dejen de usarnos como conejillos de indias a costa de nuestra salud y la de nuestros hijos e hijas. Y que no llegue el día en que tengamos que escuchar del Gobierno que todos los bebés que nacieron en América fueron producto de embarazos sicológicos. En este mundo cada vez mas virtual no estamos lejos de esa posibilidad, que nuestros hijos e hijas sean solo hologramas inventados por nuestras mentes tropicales.

Nota final: concepto de científicos que dicen que no hay evidencia de que la vacuna prevenga el contagio con el virus del papiloma humano. Y otros casos en donde se encontró relación entre la vacuna y graves síntomas relacionados del sistema inmunológico, en el que precisamente opera la vacuna: http://www.rcnradio.com/audios/aumentan-casos-de-efectos-secundarios-de-la-vacuna-contra-el-virus-del-papiloma-humano-57800.