ANALIZA DIFERENTES TEMAS GENERALMENTE POLÉMICOS DE NUESTRA FE CRISTIANA
PARA MOSTRAR SI TIENEN o NO SUSTENTO BÍBLICO.

"La pregunta principal que nos planteamos hoy es ¿cómo hablar de Dios en nuestro tiempo? ¿Cómo comunicar el Evangelio, para abrir caminos a su verdad salvífica en los corazones de nuestros contemporáneos, a menudo cerrados, y en sus mentes, a veces distraídas por tantos destellos de la sociedad?"... ..."La primera respuesta es que nosotros podemos hablar de Dios porque Dios ha hablado con nosotros. La primera condición del hablar de Dios es, por lo tanto, la escucha de lo que ha dicho el mismo Dios."
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AAA ¿Está la veneración a la Virgen Maria en las Escrituras? Gn 3, 15; Is 7, 14; Lc 1, 28.




VENERAR (Del lat. venerāri):

1. tr. RESPETAR EN SUMO GRADO A ALGUIEN POR SU SANTIDAD, DIGNIDAD o GRANDES VIRTUDES, o ALGO POR LO QUE SE LE REPRESENTA o RECUERDA", Diccionario de la Real Academia Española.
La veneración a María comenzó cuando Dios mismo en el Génesis la anunció como enemiga del demonio y madre del Salvador y de su Iglesia: "pondré enemistad entre ti (la serpiente) y la mujer (María), entre tu descendencia (el mundo) y su descendencia (la Iglesia)", 3, 15 (es por esta razón que Jesús la llama muchas veces "mujer" en vez de "madre", para honrarla y venerarla como la anunciada desde la misma creación y que nosotros la pudiéramos identificar como la nueva Eva anunciada en el Génesis).

Y continuó cuando de acuerdo con el Libro del Génesis el salmista anuncia a María y compara sus frutos o su linaje con los de la Sabiduría:

"Yo extendía mis ramas (Jesús y los miembros de su Iglesia, hijos también de María, Mt 12, 50; Ap 12, 17) como el terebinto, y mis ramas llenas están de majestad y hermosura (porque llegamos los creyentes a ser como Jesús, Rom 8, 29). Yo como la vid broté retoños de suave olor, y mis flores dan frutos de gloria y de riqueza (los creyentes). Y soy la madre del bello amor y del temor (de Jesús y la Iglesia), y de la ciencia de la salud (porque imitando el ejemplo de María somos sanados por su Hijo al vivir en nosotros), y de la santa esperanza (que es lo que todos debemos esperar). En mi está toda la gracia para conocer el camino de la verdad (imitándola llegamos a la verdad); en mi toda esperanza de vida y de virtud (porque nos muestra como llegar a ser cristianos verdaderos). Venid a mi todos los que os halláis presos de mi amor (imitémosla), y saciaos de mis dulces frutos (Jesús); porque mi espíritu es mas dulce que la miel (de Madre), y mas suave que el panal de miel mi herencia (Jesús). Se hará memoria de mi en toda la serie de los siglos (lo que ella misma dijo, que todas las generaciones la llamarán bienaventurada). El que me escucha, jamás tendrá de que avergonzarse (porque llega a Jesús); y aquellos que se guían por mi no pecarán (porque no tuvo pecado). Los que me esclarecen obtendrán la vida eterna" (porque llegaremos a vivir en su Hijo como ella), Ecco 24, 22-28; 30-31.

Y continuó cuando el profeta Isaías anunció su virginidad perpetua y la concepción virginal del Mesías: 

"pues bien, el Señor mismo va a daros una señal. He aquí que una doncella está encinta y va a dar a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel, Is 7, 14.

Y continuó cuando el mismo Dios la preparó desde antes de su concepción para que no hubiera pecado en ella. pues la llamó el angel "kejaritomene", que significa "desde siempre y para siempre llena de la gracia de Dios", lo que implica que fue concebida sin pecado, Lc 1, 28.

Y continuó cuando Dios mismo la eligió como esposa, y el Angel la saludó con la "salve" que era un trato reservado a la realeza, y que iba acompañado siempre de una reverencia que consistía en poner la rodilla derecha en el piso, y en el muslo de la pierna izquierda poner perpendicular el antebrazo izquierdo, con el brazo derecho hacia atrás en la espalda e inclinando la cabeza, parte de la cual se ve en la imagen.

Y continuó cuando José por inspiración del Espíritu Santo no la repudia sino que la acoge y la acepta, Mt 1, 20-21, todo un ejemplo para nuestros hermanos separados que por no tener el Espíritu de su Hijo la rechazan.

Y continuó cuando José decidió no profanar ese santuario de Dios respetando perpetuamente su virginidad sabiendo que el Templo que había construído Dios en ella para su Hijo no podía ser profanado por nadie impuro (por tocar el Arca de la Alianza Uzá siendo impuro el amigo de David cayó muerto, 2Sam 6, 7, y el Arca es figura de María porque en ella habita Dios).

Y continuó cuando al decir "si" queda llena del Espíritu Santo y se engendra el hijo de Dios en su seno, por considerarla digna por sobre todas las mujeres de tener en su inmaculado vientre al mismo Dios, cumpliéndose todas las profecías anteriores sobre ella, Lc 1, 26-38.

Y continuó en casa de su prima Isabel cuando le dijo "como así que la madre de MI SEÑOR viene a mi". Ya sabía Isabel por las profecías y por lo que les ha revelado Dios cuál es la dignidad de María en el plan de salvación, y por ello no creía Isabel recibir semejante honor de que la Madre de Dios la visitara en su casa, expresandole su veneración y respeto, Lc 1, 39-45.

Y continuó cuando el niño en el vientre de Isabel saltó de gozo al oir la voz de María, como debemos saltar de gozo nosotros al imitarla y escuchar la predicación de la Iglesia de la que ella es figura, Jn 3, 29.

Y continuó cuando anunció el Espíritu Santo a través de ella misma que todas las generaciones de creyentes la honraríamos y la felicitaríamos por ser la madre de Dios, por las obras que Dios había hecho en ella, perpetuando su veneración por parte de los fieles de su Hijo, sus demás hijos, Lc 1, 46-55; Ecco 24.

Y continuó cuando los magos de oriente rinden homenaje al niño "con su madre": "Entraron en la casa. Vieron al niño con Maria su madre y, postrándose, le adoraron, Mt 2, 11 (la adoración a Jesús es inseparable de la veneración a María). 

Y continuó cuando en la Presentación en el Templo le dijo el anciano Simeón que una espada atravesaría su corazón, convirtiéndola en la madre de los mártires de su iglesia: "Simeón les bendijo y dijo a Maria su madre: "este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción -¡Y a ti misma una espada te atravesará el alma! a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones!-, Lc 2, 35.

Y continuó cuando los novios y el maestresala le rogaron a María que intercediera ante su amado Hijo y les diera la conversión del agua en vino nuevo. Y continuó cuando el Señor la honró concediéndole el milagro por su intercesión, Jn 2, 1-11.

Y continuó cuando el discípulo de su Iglesia le gritó a Jesús "dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te amamantaron", Lc 11, 28, y Jesús la honró comparándola a su Iglesia: "mi madre -y mis hermanos- son los que escuchan la palabra de Dios y la ponen por obra" -lo que había hecho María ante el anuncio del Angel-.

Y continuó cuando al pie de la Cruz Jesús la nombró Madre de su iglesia ("madre, he ahí a tu hijo") y la encomendó a sus miembros para que la honraran y veneraran para siempre ("hijo he ahí a tu madre"), recibiéndola en nuestra casa (Juan la llevó en procesión viva a su casa, tal como lo hace la Iglesia por las calles hasta las casas de los fieles en procesiones hoy) y en nuestros corazones (Jn 19, 26-27).

Y continuó cuando María fue mostrada por Dios a Juan en la visión en el Cielo como la Reina coronada con una corona de doce estrellas (Ap 12, 17) mostrando el por qué el Angel le hizo la reverencia dándole trato de Reina en la Anunciación, porque era la Reina del Reino de Dios del que su Hijo es el Rey. 

En la antiguedad la madre del rey era la reina, no la esposa.  Lo podemos ver cuando Betsabé era esposa de David y éste era el rey de Israel, Betsabé se inclina ante él, 1Rey 1, 16 porque es considerada una súbdita más.

Pero en la misma situación de Betsabé cuando ya ha muerto David y su hijo Salomón es el rey es él quien se postra ante su madre y la hace sentar en un trono a su lado porque ella era por derecho propio la reina, 2, 19.

Y continuó la veneración a María cuando dice el Apóstol Juan en Ap 12 que el demonio despechado contra ella por no haber podido devorar a su Hijo porque ella huye el desierto en Egipto, se va a hacer la guerra "al resto de sus hijos", los creyentes, de los que dice que son los que guardan los mandamientos de Dios y mantienen el testimonio de Jesús en la Tierra, porque ser creyente es dejarnos transformar interiormente hasta ser iguales a Jesús (Rom 8, 29, por eso María es también nuestra Madre espiritual como lo fue de Jesús, porque somos como El).