ANALIZA DIFERENTES TEMAS GENERALMENTE POLÉMICOS DE NUESTRA FE CRISTIANA
PARA MOSTRAR SI TIENEN o NO SUSTENTO BÍBLICO.

"La pregunta principal que nos planteamos hoy es ¿cómo hablar de Dios en nuestro tiempo? ¿Cómo comunicar el Evangelio, para abrir caminos a su verdad salvífica en los corazones de nuestros contemporáneos, a menudo cerrados, y en sus mentes, a veces distraídas por tantos destellos de la sociedad?"... ..."La primera respuesta es que nosotros podemos hablar de Dios porque Dios ha hablado con nosotros. La primera condición del hablar de Dios es, por lo tanto, la escucha de lo que ha dicho el mismo Dios."
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AAA La gran ramera o prostituta, la gran Babilonia, el anticristo en la Biblia, ¿quienes son?

En medios evangélicos y protestantes se ha difundido no sin cierta intención malévola la especie de que por sus interpretaciones de la Biblia han concluido que la Iglesia Católica es la gran "ramera" o "Babilonia" de que habla el Libro del Apocalipsis.


Veamos si esto es cierto y tiene asidero en la realidad histórica.

Lo primero que hay que dilucidar es a qué Iglesia pertenecía Juan el Apóstol, el autor del Apocalipsis. Y para ello debemos recurrir a los que nos revela la misma Biblia y especialmente el mismo Nuevo Testamento.


Y la Biblia nos revela que desde la antiguedad Dios escogió un pueblo (uno solo, hay que recalcar esto), Israel, descendiente de los doce hijos de Jacob, al que dió unos ritos y unas fiestas y sacrificios que realizar y de allí nació la religión judía.


Dios que se manifiesta visiblemente a un pueblo con el que hace una Alianza y el que se compromete a seguir unos mandamientos y celebrar unos ritos, por lo que nace una Iglesia UNIVERSAL que antes no existía como tal, dándole su identidad y pertenencia a ese pueblo por la circuncisión de sus hijos.


En este caso la pertenencia al pueblo elegido se heredaba por sucesión de padres a hijos, o para los extranjeros por adopción de las leyes judías.


Luego, al enviar a su único Hijo a quien da su Espíritu Santo para renovar esa Alianza, éste escoge de ese mismo pueblo elegido a Doce apóstoles a quienes enseña y predica durante tres años ininterrumpidos, dejándoles mandamientos, ritos, sacramentos y fiestas que celebrar y enviándoles después de su muerte y resurrección el mismo Espíritu que había recibido en su Bautismo, por lo que nace, como con el pueblo antiguo, una nueva Iglesia Universal única o pueblo elegido formado por quienes sean discípulos de Cristo siguiéndolo con esos apóstoles y sus sucesores en donde quiera que se expandieran, pero siempre en la unidad del Espíritu Santo cuya manifestación visible reciben en algún momento de su discipulado, Hch 2, 1ss; Jn 10, 44; 19, 6.


Lo que antes se heredaba por nacimiento físico, ahora se recibe por la predicación o gracia recibida de los miembros antiguos de esa misma Iglesia, y su pertenencia a Ella de los nuevos miembros se verifica por el Bautismo y la recepción del Espíritu Santo.


Ello quiere decir que Juan pertenecía a una Iglesia Universal o Católica que Jesús mismo fundó y que se expandió como lo muestra el Nuevo Testamento por todo el mundo conocido de la mano de los mismos Apóstoles y sus discípulos, quienes personalmente fundaron las iglesias locales de Jerusalén (Hebreos), Antioquía, ROMA, Corinto, Galacia, Acaya, y todas las que en los Hechos y las Cartas aparecen, hasta el mismo Apocalipsis,  Iglesia que es una en toda la Tierra.


Lo prueba el hecho de que a todas las iglesias locales los apóstoles o sus discípulos más reconocidos les escriben, las visitan, les hacen colectas universales, les envían o les reciben delegados, les nombran diáconos o presbíteros, y se reúnen muchas veces para resolverle problemas puntuales o universales de doctrina u organización.


Es decir, la misma Biblia revela de muchas formas que la Iglesia que creció con los apóstoles y después de ellos es la misma Iglesia y es Universal y se expande en unidad por todo el mundo conocido gracias a la evangelización realizada (que a propósito se dio sin la existencia del Nuevo Testamento escrito, lo que significa que los nuevos discípulos se convirtieron recibiendo la misma manifestaciñon visible del Espíritu Santo sin que exista la Biblia cristiana, lo que muestra que no sucedió por ella) por los mismos apóstoles y sus discípulos conversos, que a propósito no conocieron personalmente a Jesús, lo que indica que por la predicación de los apóstoles (la Iglesia) se convirtieron, en sucesión continua hasta hoy, como dijo Jesús que sucedería.


¿Y cuál Iglesia tiene hoy las mismas características de universalidad, unicidad y los dos mil años de historia que debe tener hoy esa única y universal Iglesia que fundó el mismo Jesús y que es la única que puede llevar a otros a la conversión y a la salvación?


La respuesta a esta pregunta es obvia: la Iglesia Católica (palabra latina que significa "universal" y que es una de sus características principales, no un nombre propio), la única que aún después del Cisma y la Reforma mantiene esas mismas cualidades. Es decir, que Juan pertenece y perteneció siempre a la Iglesia Católica.


Dilucidado esto nos asalta la primera inquietud: ¿Acaso iba Juan a llamar "gran ramera" o "Babilonia" a la Iglesia a la que pertenecía y a la que amaba con todas sus fuerzas y a la que servía y trataba de defender de las persecuciones de sus enemigos de entonces y a cuyos discípulos quería dar una voz de aliento y para eso escribe el Apocalipsis?
Es obvio que no, lo que por si solo descartaría de plano la posibilidad de que se esté refiriendo a la Iglesia como la gran ramera del Apocalipsis, el que fue escrito para denunciar las persecuciones de sus enemigos, no para hablar mal de ella misma. 



El Vaticano no existía en el siglo I ni es parte de las 7 colinas: 
Y hay otro argumento tanto o mucho más contundente que el anterior. El Vaticano no existía como sede de la Iglesia, ni como Estado, ni como ciudad en la época de los escritos de Juan. Era una colina despoblada en esa época. Entonces ¿como se iba a referir Juan a algo que no existía? Es como si yo atribuyera la belleza y el aprecio de que hoy gozan por ejemplo las flores colombianas, a la belleza de los jardines colgantes de Babilonia, siendo que las flores colombianas no existían cuando existieron y desaparecieron los jardines colgantes. Nada que ver lo uno con lo otro.


Es de aclarar que si bien la Iglesia de Roma fue fundada por Pedro desde el siglo I (lo comprueba el hecho de que Pablo les escribe una "Carta a los Romanos" que hace parte de la Biblia y el mismo Pedro dice en 1Pe 5, 13 que escribe desde esa ciudad, a la que llama "la Babilonia"), solo hasta el siglo XX mediante el tratado de Letrán es reconocida como una ciudad-estado independiente de la ciudad de Roma y de Italia, por lo que no se puede justificar que la Iglesia o el Vaticano sea llamada "Ciudad" porque hoy lo sea, y digamos que se refiera Juan a Ella veinte siglos antes, como lo sugieren algunos.

Por otra parte, la colina Vaticana (nombre que ya tenía, de origen etrusco, y que era muy anterior al radicarse allí la sede de la Iglesia) no hace parte de las siete colinas de Roma que menciona la Biblia. Para su ilustración les copio los nombres de las siete colinas de Roma y la altura y nombres de todos los picos que tenían (algunas tenían mas de uno), lo que demuestra que el Vaticano no hace parte de ellas, que estaba fuera de la ciudad de Roma del siglo I, por lo que nunca se podría identificar a la Iglesia con esa capital política del Imperio Romano, que era la pagana.


el Aventino (Collis Aventinus), (47 metros de alto).
el Capitolino (Capitolinus, que tenía dos crestas: el Arx y el Capitolium), (50 metros de alto).
el Celio (Caelius, cuya extensión oriental se llamaba Caeliolus), (50 metros de alto).
el Esquilino (Esquilinus, que tenía tres cimas: el Cispius, el Fagutalis y el Oppius), (64 metros de alto).
el monte Palatino (Collis Palatinus, cuyas tres cimas eran: el Cermalus o Germalus, el Palatium y el Velia), (51 metros de alto).
el Quirinal (Quirinalis, que tenía tres picos: el Latiaris, el Mucialis o Sanqualis, y el Salutaris), (61 metros de alto).
el Viminal (Viminalis), (60 metros de alto).


"Por encontrarse alejada de ellas "En el Trastevere se encuentran las colinas Vaticana, de 75 metros de alto, y Janícula (Ianiculum), de 82 metros de alto, que no se cuentan entre las siete colinas tradicionales".


"De igual forma, también está el monte Pincio (Mons Pincius), de 54 metros de alto, situado al norte.*, otra característica que hace imposible la identificación de la Iglesia con la Gran Babilonia, ratificando su identidad con la Roma pagana, la capital del Imperio Romano."



Pero hay otros argumentos, a finales del siglo I cuando Juan escribe el Apocalipsis la Iglesia Católica no era una Iglesia de carácter mundial, no era reconocida como la oficial por ningún Imperio, era perseguida por todos, por lo que era una Iglesia minoritaria y clandestina por decirlo así, por lo que no tenía reyes ni pueblos que la favorecieran, ni podia tener ni compartir las creencias paganas de esos reinos o pueblos pues por eso era perseguida. Por el contrario, los miembros de la Iglesia durante los primeros tres siglos de su historia eran martirizados precisamente por no aceptar adorar a los dioses de las religiones de los emperadores y pueblos politeístas de la época como lo dice Ignacio de Antioquía en sus cartas cuando va camino de Roma a ser martirizado por esa causa.


Pero además debemos analizar palabra por palabra el texto bíblico, para lo cual lo copio haciendo los comentarios pertinentes que demuestran que no significa lo que dicen los hermanos separados: 

"Me trasladó en espíritu al desierto. Y vi una mujer, SENTADA SOBRE UNA BESTIA DE COLOR ESCARLATA"

En el vers. 17 dice que "la mujer que has visto es la Gran Ciudad, la que tiene la soberanía sobre los reyes de la tierra", lo que demuestra que la mujer o la bestia NO ES UNA RELIGIÓN, sino una ciudad que representa lo opuesto a lo que representa la Religión Católica, la de Cristo. Es necesario aclarar que la Iglesia Católica no es el Vaticano pues éste es solo un conjunto de edificios que sirven de sede administrativa a sus dirigentes. La Iglesia Católica somos las personas que hacemos parte de ella 

Continúa diciendo la cita bíblica:

"CUBIERTA DE TÍTULOS BLASFEMOS, LA BESTIA TENÍA SIETE CABEZAS y DIEZ CUERNOS."

Acerca de este versículo copio lo que dice el Instituto Bíblico de Jerusalén, los sabios en las culturas y lenguas bíblicas autores de la Biblia de Jerusalén, de la Editorial Desclee Brouwer, en una cita de pie de página a este versículo:

"17, 3 (b) LAS SIETE CABEZAS SON LAS SIETE COLINAS DE ROMA, v. 9, y LOS DIEZ CUERNOS, DIEZ REYES VASALLOS, v. 12, que sacuden el yugo del imperio, v. 16. LA BESTIA vv. 3.7-8, REPRESENTA A UN EMPERADOR, SIN DUDA NERÓN, que según una creencia popular, se pensaba que recuperaría la vida y el poder antes de la venida del Cordero, ver 2Tes 2, 8-9. El comienzo del v. 8 es una parodia de los títulos de Dios, 1, 4+, y de Cristo, 1, 18".

Como vemos, dice expresamente que la Bestia es un emperador romano, Nerón, que es el contexto del Libro, pues con la mujer y la bestia se está identificando a los enemigos de Cristo y de su Iglesia, a sus perseguidores, lo que dice claramente el vers. 14: "Estos harán la guerra al Cordero, pero el Cordero, como es Señor de Señores y Rey de Reyes, los vencerá en unión con los suyos, los llamados y elegidos y fieles.»"

Por ello el vers. 6 dice "vi que la mujer se embriagaba con la sangre de los santos y con la sangre de los mártires de Jesús.", con los miembros de la Iglesia de Juan, que es lo que denuncia el Apóstol en este pasaje.

Ello comprueba que esta mujer, la bestia o la babilonia no es la Iglesia, sino sus enemigos, por lo que es un contrasentido señalar en el texto a la Iglesia Católica, que es la de Juan porque es la que hoy tiene los dos mil años que debe tener la Iglesia que Cristo formó con los Apóstoles cuando vino. 

Y continúo en el análisis del texto:

"4. La mujer estaba vestida de púrpura y escarlata, resplandecía de oro, piedras preciosas y perlas; llevaba en su mano una copa de oro llena de abominaciones, y también las impurezas de su prostitución,
5. y en su frente un nombre escrito - un misterio -: «La Gran Babilonia, la madre de las rameras y de las abominaciones de la tierra.» 
6. Y vi que la mujer se embriagaba con la sangre de los santos y con la sangre de los mártires de Jesús. Y me asombré grandemente al verla"

Si ya han comprobado los expertos que la bestia es el emperador y la mujer y "la Babilonia, madre de las rameras, y de las abominaciones de la tierra" es la ciudad de Roma, estos versículos hablan de los reyes y los lujos y riquezas de ese Imperio, y el cáliz de oro, que era muy usado por ellos, es un símbolo de la idolatría y prostitución espiritual de sus falsos dioses, sus falsas creencias y sus religiones politeístas (en ninguna parte se refiere este texto a "inmoralidad sexual" específicamente como los hermanos separados lo traducen, pues no habla de sexualidad humana, aunque eran conocidas las orgías y vida sexual disipada de los emperadores y la corte real), por lo que no podemos salirnos de este contexto que está demostrado histórica y teológicamente, para ignorarlo y terminar diciendo todo lo contrario, que se habla allí es de la Iglesia a la que pertenece Juan y de la Eucaristía establecida por el mismo Jesús, porque eso va en contravía de lo revelado.

Para confirmarlo con los expertos copio nuevamente lo que dice la Biblia de Jerusalén en una cita de pie de página del vers. 6: 

17, 6: "Las persecuciones ROMANAS incluyen a la vez LA IDOLATRÍA (las falsas religiones), v. 4, y el asesinato, v. 6. Ez 16, 36-38; 23, 37-45 lanzaba las mismas quejas contra Jerusalén."

Y eso es lo que dice Ap 18, 3 del Imperio Romano como ya vimos: "Porque del vino de sus prostituciones han bebido todas las naciones, y los reyes de la tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido con su lujo desenfrenado.»"

Como dijimos antes, la Iglesia en el siglo I no era universal, ni era un Estado, ni tenía un Papa con influencia mundial, ni nunca ha tenido dominio político o militar real sobre ningún Rey o Estado, ni ha tenido comercio de ninguna clase como para enriquecer materialmente a los mercaderes de las naciones. La única riqueza de la Iglesia está en sus altares y templos porque ellos muestran y deben mostrar la grandeza y riqueza del Dios que la asiste y vive en Ella.

Copio también lo que dice la cita de pie de página del vers. 9, el que dice que las siete cabezas son siete colinas y "SON TAMBIÉN SIETE REYES": 

17, 9: "Siete EMPERADORES ROMANOS (no siete Papas como perversamente dicen muchos), el sexto de los cuales reina actualmente. Siete es una cifra simbólica de totalidad."



Y lo comprueba también el hecho de que los colores "púrpura y escarlata" eran distintivos de los reyes, tanto que a la coronación de un nuevo emperador se le conocía como "la imposición del purpurado". Por eso a Jesús cuando se proclama como "rey de los judíos" para burlarse de El porque creen que es falso que sea rey lo visten de púrpura y le ponen una corona de espinas, porque ese era el color de los emperadores y reyes, Lc 22, 63-65; Jn 19, 2-3.
Y la Iglesia en el siglo I, debido a las persecuciones, no usaba los trajes sacerdotales de hoy (los que son de color verde, blanco, rojo o morado según el tiempo litúrgico, y no "púrpura y escarlata" solamente) sino que usaba trajes de calle para no ser detectados, y principalmente por eso solo aparecieron los trajes sacerdotales en la Iglesia Católica hasta finales del siglo V e inicios del VI.


La Mujer que describe a la Iglesia es la de Ap 12:
Los hermanos separados en realidad confunden a la Iglesia Católica que en Ap 12 se menciona como una mujer, con la mujer de Ap 17 y 18 que si es la ramera, la opuesta a la Iglesia Católica que es la Esposa de Cristo y por lo tanto no puede ser ramera. La Iglesia Católica es otra mujer muy diferente a la descrita en los pasajes citados:

1. Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer (María y la Iglesia de la que es figura), vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza;
2. está encinta, y grita con los dolores del parto y con el tormento de dar a luz (a Jesús).
3. Y apareció otra señal en el cielo: un gran Dragón rojo (el Demonio), con siete cabezas (las siete colinas y siete reyes) y diez cuernos (otros gobernantes), y sobre sus cabezas siete diademas.
4. Su cola arrastra la tercera parte de las estrellas del cielo y las precipitó sobre la tierra. El Dragón se detuvo delante de la Mujer que iba a dar a luz, para devorar a su Hijo en cuanto lo diera a luz.
5. La mujer dio a luz un Hijo varón, el que ha de regir a todas las naciones con cetro de hierro; y su hijo fue arrebatado hasta Dios y hasta su trono.


6. Y la mujer huyó al desierto (el pueblo de Isarel, del que dicen que es la Mujer de que se habla aquí, jamás huyó al desierto en el siglo I ni posteriormente, por llo que es falsa esa versión), donde tiene un lugar preparado por Dios para ser allí alimentada 1.260 días.


Como vemos nuevamente, esta Mujer es María y la Iglesia (Gn 3, 15), y el Hijo Jesucristo, el Dragón rojo el demonio y la Bestia el Imperio Romano y el emperador Nerón.


Qué significa "ramera" o "prostituta"
Pero si además miramos las acepciones anteriores del término "ramera" o "prostituta" o "gran Babilonia" aplicado antes del Nuevo Testamento en la Biblia nos encontramos que el término era usado por los judíos como sinónimo de lo opuesto a la verdadera Fe de Dios.


La primera referencia a Babilonia viene con la fundación de Nemrod y con el posterior episodio de la Torre de Babel, proyecto que Dios condena confundiendo sus lenguas, lo que claramente indica que es opuesto a la voluntad de Dios.


La Biblia habla de Nemrod como "el primero que se hizo prepotente en la tierra". Y que "fue un bravo cazador delante de Yahveh, por lo cual se suele decir: «Bravo cazador delante de Yahveh, como Nemrod.» Los comienzos de su reino fueron Babel, Erek y Acad, ciudades todas ellas en tierra de Senaar" (Gn 10, 8ss).


Ya desde entonces el término derivado del griego "babylon", del que es tomado el español Babilonia para nosotros, comienza a denotar lo opuesto a Dios.


Y eso fue ratificado por las costumbres de este pueblo, que era hedonista, de placeres mundanos (vino, sexo indiscriminado o promiscuidad, lujos), idólatra (adoraba múltiples dioses falsos, lo que desde el AT es llamado una prostitución espiritual, de allí el término "prostituta" o "ramera" para quienes se van con otra fe, además falsa) y asesino de los profetas que Dios le enviaba (Ap 18, 24).


Incluso los babilonios eran considerados los grandes enemigos del pueblo judío, que los había esclavizado y desterrado en varias ocasiones, llevándolos a su país (2Re 24, 1ss; 10ss).


Todo ello quedó reflejado en los escritos y arengas de los profetas bíblicos como Isaías, Daniel, Jeremías y Ezequiel. Incluso profetizaron su derrota (Is 13, Jer 50-51), como lo hizo simbólicamente Juan en el Apocalipsis.


Isaías en 14, 3 - 8, dijo: "Entonces, cuando te haya calmado Yahveh de tu disgusto y tu desazón, y de la dura servidumbre a que fuiste sometido, lanzarás esta sátira contra el rey de Babilonia. Dirás: ¡Cómo ha acabado el tirano, como ha acabado el sobresalto! Quebró Yahveh la vara del malhechor, el bastón del tirano, que golpeaba a los pueblos con saña, descargando golpes sin parar, que dominaba con ira a las naciones, acosándolos sin tregua. Descansa tranquila la tierra toda, prorrumpe en aclamaciones. Hasta los cipreses se alegran por ti, los cedros del Líbano:

Y en 21, 9, dijo: "¡Cayó, cayó Babilonia. Todas las estatuas de sus dioses se han estrellado contra el suelo! (aquí se habla de los ídolos, de las imágenes de dioses falsos que usaban estos reinos politeístas, no de las imágenes en general).

En el capítulo 47, dijo: "¡Abájate, siéntate en el polvo, doncella, capital de Babilonia! ¡siéntate en tierra, destronada, capital de los caldeos! Ya no te volverán a llamar la dulce, la exquisita/// Ya no te volverán a llamar señora de reinos/// ¡Quédate pues con tus sortilegios y tus muchas hechicerías con que te fatigas desde tu juventud!".

Este tipo de oráculos y lamentaciones por Babilonia son imitados por Juan en el Apocalipsis: "Llorarán y harán duelo por ella los reyes de la tierra, los que fornicaron con ella y se dieron al lujo (las ciudades y reinos que fueron conquistados o se sometieron o anexaron a Babilonia). Cuando vean la humareda de sus llamas, se quedarán a distancia horrorizados ante su suplicio y dirán: ¡Ay, ay, la gran ciudad! ¡Babilonia, ciudad poderosa, que en una hora ha llegado tu juicio! (18, 9).

Entonces como podemos ver en todo el análisis, es infantil y contrario al sentido de todos los textos y comprobaciones teológicas e históricas, que la Iglesia Católica sea la ramera, siendo que revela la Biblia que Ella y solo Ella es la esposa fiel de Cristo, siendo la ramera quienes se prostituyen en falsas religiones formadas por hombres. A la Iglesia Católica solo la formó Cristo hace dos mil años la única vez que vino.

Lo anterior muestra que Babilonia como símbolo de prostitución espiritual, de persecución contra el pueblo elegido y de practicar todo lo que Dios y los creyentes aborrecían estaba muy nítida en la mentalidad judía, incluso entre los primeros creyentes, entre ellos Juan, autor del Apocalipsis. 

Incluso Babilonia había pasado a ser un nombre genérico (de la forma en que es usado por Juan), símbolo de todos esos males, para identificar a quienes los cometían en contra del pueblo judío y ahora de la nueva Iglesia, en contra de los primeros cristianos.

Y así lo usa el mismo Pedro en su primera Carta (5, 13), al decir que "Los saluda la comunidad que Dios ha congregado en "la Babilonia" (otra prueba de que no es el Vaticano pues se refiere a "la Babilonia" como a la ciudad donde habita, no a la sede Vaticana, que no existía), también los saluda mi hijo Marcos", demostrando con ello no solo que se encontraba en Roma sino que, nota al margen, dirigía la Iglesia Universal pues esa Carta se la dirige a las iglesias del Ponto, Bitinia, Asia, Galacia y Capadocia, en donde era Obispo el Apóstol Juan, lo que es una muestra de que desde siempre todas las Iglesias locales que existían estaban bajo la autoridad del Papa desde Pedro.

Por eso Juan llama en el Apocalipsis a los enemigos de la nueva Iglesia "la gran Babilonia", la gran ramera y la prostituta, que en ese entonces tanto se podía aplicar a la misma Babilonia pues seguía siendo un poder peligroso para los creyentes (tanto que invadieron, desterraron y esclavizaron a los judíos nuevamente en el año 70 de nuestra era), como al Imperio Romano tanto de Occidente como de Oriente (Bizantino), que en esa época era un solo gran imperio, que era el gran perseguidor de los cristianos (recordemos que Roma dejó de perseguir a la Iglesia solo hasta el siglo IV, con Constantino el Grande), por lo que Juan dice en Ap 17,6 como ya dijimos arriba: 

"Y vi que la mujer se embriagaba con la sangre de los santos y con la sangre de los mártires de Jesús. Y me asombré grandemente al verla", demostrando que se trataba ya de la persecución a la Iglesia (los santos) a la que Juan pertenecía, la que era perseguida en ese momento solo por el Imperio Romano.

Por ello dice Juan en Apocalipsis: "¡Cayó, cayó la gran Babilonia! Se ha convertido en morada de demonios, en guarida de toda clase de espíritus inmundos, en antro de toda clase de aves inmundas y detestables. Todas las naciones han bebido del vino de sus prostituciones (los reinos y reyes que se aliaron o anexaron a ella, lo mismo que con Babilonia en la antiguedad), los reyes de la tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido con su lujo desenfrenado.!" (18, 1-3).

Y la describe como la gran ciudad, cuyos cargamentos de oro y plata, piedras preciosas y perlas, lino y púrpura, seda y escarlata (bienes que producía el imperio babilonio, pero que eran comunes a todos los reyes del mundo conocido, ya no se producirán ni comerciarán más, y ya no vestirán a sus reyes: "¡Ay, ay, la gran ciudad, la que se vestía de lino, púrpura y escarlata, que resplandecía de oro, piedras preciosas y perlas! ¡En una hora quedó arruinada tanta riqueza! (18, 16).

Es de esta ramera o prostituta Babilonia que hay que salir, no de la Iglesia de Cristo, como lo dice Ap 18, 4: "Luego oí otra voz que decía desde el cielo: «Salid de ella, pueblo mío, no sea que os hagáis cómplices de sus pecados y os alcancen sus plagas."

Y precisamente pide Juan a los "santos, apóstoles y profetas" alegrarse por su desastre, lo que es una voz de aliento en medio del sufrimiento y de las persecuciones del imperio romano (18, 20).





La misma Biblia de Jerusalén, la mas completa y acertada en sus interpretaciones científica y teológicamente comprobadas, en todos sus pies de página expresamente identifica a la Roma pagana con la Gran Ramera y al Anticristo como Nerón su Emperador.

Pueden leer la nota de Ap 11,7: 
("...la Bestia que surja del Abismo les hará la guerra y los vencerá"*), que dice textualmente: *"el Emperador Nerón" y pide ver Ap 13,1.18; 17,8 y las notas de pie de página, tipo del Anticristo". Y la nota de pie de página de 11, 8 ("sus cadáveres quedarán regados en la plaza de la gran ciudad"*) dice la nota: "la gran ciudad de Babilonia es Roma", y agrega otras citas para verificarlo 14,8; 16, 19; 17,5.18; 18, 2.10-21. Y continúa la nota: "Es llamada Sodoma y Egipto por razón de sus dos crímenes principales: lujuria y opresión de los fieles de Cristo, ver 17, 4-6; aquí es identificada con Jerusalén, que no es solo ciudad santa, 11, 1, sino que "mata a los profetas", Mt 23, 37". (no quiere decir esto que la Gran Ramera sea Jerusalén como algunos mal interpretan, sino que Roma por el sacrificio de cristianos en el Coliseo Romano y donde fueron martirizados Pedro y Pablo, es comparada a la Jerusalén que mataba a los profetas de Dios). 

Hay quienes le buscan a esos textos de Apocalipsis raras y muy elaboradas interpretaciones que son mas nacidas de la superstición que de otra cosa, las que nada tienen que ver ni con lo que dice la Biblia en su análisis completo del tema, ni con la historia del cristianismo.


Para comprobar la veracidad de lo que decimos también publicamos un breve discurso de SS Benedicto XVI en donde explica que la marca del demonio es la falsedad, en oposición a la Verdad de Cristo:

VATICANO, 26 Ago. 12 / 10:05 am (ACI/EWTN Noticias).- En sus palabras previas al rezo del Ángelus, junto a los fieles reunidos en su residencia de Castel Gandolfo, el Papa Benedicto XVI recordó la traición de Judas, que permaneció no por amor sino por venganza, y cuya culpa más grave “fue la falsedad, que es la marca del diablo”.

El Santo Padre señaló que “Judas habría podido irse, como hicieron muchos discípulos; es más, habría debido irse, si hubiese sido honesto. En cambio permanece con Jesús. Permanece no por fe, no por amor, sino con el propósito secreto de vengarse del Maestro. ¿Por qué? Porque Judas se sentía traicionado por Jesús, y decide a su vez traicionarlo”.

“Judas era un zelota, y quería un Mesías vencedor, que guiase una revuelta contra los Romanos. Pero Jesús había desilusionado estas expectativas. El problema es que Judas no se fue, y su culpa más grave fue la falsedad, que es la marca del diablo”.

El Papa indicó que por eso Jesús dijo a los doce apóstoles que “¡uno de ustedes es un diablo!”.

Benedicto XVI señaló que en el Evangelio de hoy indica que muchos seguidores de Jesús se alejaron de Él y dejaron de acompañarlo “porque no creyeron en las palabras de Jesús que decía: Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente”.

“Para ellos esta revelación permanecía incomprensible, porque la entendían solo en sentido material, mientras en aquellas palabras estaba preanunciado el misterio pascual de Jesús, en el que Él se ha donado a si mismo para la salvación del mundo”.

El Santo Padre recordó que Jesús luego se dirige a los apóstoles y les pregunta si ellos también quieren irse y, “como en otros casos, es Pedro quien responde en nombre de los Doce: ‘Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna. Nosotros hemos creído y sabemos que eres el Santo de Dios’”.

Al concluir, el Santo Padre pidió a la Virgen María que “nos ayude a creer en Jesús, como San Pedro, y a ser siempre sinceros con Él y con todos”.


Así pues, continuando con el tema, la misma Biblia confirma que "la que está sentada sobre grandes aguas" (Ap 17, 1ss, los reinos, reyes y pueblos anexos al imperio) y que se viste de púrpura y escarlata (la vestimenta más usada por los reyes de esos pueblos por lo que la coronación de un rey se llamaba "imposición de la púrpura", telas que además producían), y que bebieron el vino de su fornicación (lujo, idolatría, paganismo, promiscuidad, opresión y persecución a los creyentes, excesos de todo tipo, etc. por parte de otros reyes y pueblos que se le anexaron) son hoy, interpretando espiritualmente la Palabra de Dios, los estados ateos o paganos (y de otras confesiones) y los ciudadanos que persiguen a la única Iglesia de Cristo y fundada por El, la Iglesia Católica.


La Iglesia es llamada en la Biblia de múltiples formas: la Jerusalén Celeste, la Casa de Dios, la Ciudad Santa (todo lo opuesto a Babilonia), la Ciudad bajada del Cielo, la Esposa de Cristo, del Cordero, la Mujer (por María), etc.


Ningún historiador serio puede decir que la Iglesia "se sienta donde se sentaban los reyes del Imperio Romano", pues son dos sitios, gobiernos y estados diferentes, el que solo existía uno como persona jurídica o ciudad-estado o Imperio mundial en la época de los escritos de Juan, por lo que inequívocamente se refiere a ellos y no a la Iglesia.

Y lo ratifica también que la Iglesia no usa joyas de lujo. Lo único de ornamentos que usa la Iglesia es el anillo Papal (que es uno solo y dura todo el papado) y otros más sencillos para cada Obispo y sacerdote al ordenarse, que son signos de su investidura y del poder que Dios les ha conferido de apacentar a su pueblo. 

Por ello no se puede decir que se visten con lujos y joyas y piedras preciosas (una casulla de un sacerdote u obispo cuesta veinte veces menos que un vestido de un gobernante del tercer mundo).

En cambio, si miramos las vestimentas de los reyes y gobernantes antiguos paganos del poder público, los que en algunos países aún hoy se visten de esa forma, podemos ver que se refiere claramente a ellos. 

La Iglesia nunca se ha vestido ni se viste de púrpura y escarlata. Los vestidos oficiales de la Iglesia son la sotana o el traje de calle blancos, beige o negros. Y tiene cuatro colores ceremoniales que usa en la Eucaristía de acuerdo al tiempo que se celebra, que son el verde, el blanco, el rojo y el morado.

Los cardenales usan un uniforme de gala, solo para celebraciones especiales, que es rojo, no púrpura ni escarlata, al que identifican los evangélicos con los de la Babilonia bíblica. Recordemos que Juan escribe el Apocalipsis en el siglo I y ese uniforme rojo es implantado en la Iglesia muchos siglos después, pues en la época de Juan ni siquiera los sacerdotes podían celebrar en sitios públicos, lo que solo pudo hacer desde el siglo IV, cuando Constantino decretó la libertad de cultos en el Imperio. Por ser perseguida la Iglesia se vieron obligados los sacerdotes a usar los mismos trajes de calle de la ciudad o población donde celebraban.

Un muy frecuente error de evangélicos y testigos es el de interpretar la Biblia sin tener en cuenta el contexto histórico, gramatical, religioso y político de la época en que fueron escritos los libros sagrados. Por eso atribuyen a otros lo que les corresponde a ellos mismos. ¿Como puede ser verdad lo que dicen (todas las versiones diferentes) cerca de 30.000 congregaciones protestantes diferentes e independientes entre sí, acerca de la Palabra de Dios, que es una sola? 

Si Dios es Uno y El quiso que a su imagen y semejanza su Iglesia fuera Una, Santa y Apostólica, la Verdad (en singular) tiene que ser una sola. Y así se refirió Jesús a ella, como la Verdad, en singular.


*Wilkipedia, edición en línea