ANALIZA DIFERENTES TEMAS GENERALMENTE POLÉMICOS DE NUESTRA FE CRISTIANA
PARA MOSTRAR SI TIENEN o NO SUSTENTO BÍBLICO.

"La pregunta principal que nos planteamos hoy es ¿cómo hablar de Dios en nuestro tiempo? ¿Cómo comunicar el Evangelio, para abrir caminos a su verdad salvífica en los corazones de nuestros contemporáneos, a menudo cerrados, y en sus mentes, a veces distraídas por tantos destellos de la sociedad?"... ..."La primera respuesta es que nosotros podemos hablar de Dios porque Dios ha hablado con nosotros. La primera condición del hablar de Dios es, por lo tanto, la escucha de lo que ha dicho el mismo Dios."
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AAA La Piedra Angular; la primera piedra y las funciones que Jesús dió a Pedro; y las piedras vivas que forman la Iglesia y su unidad. Análiss gramatical de Mt 16, 18.


Algunos de los grupos de nuestros hermanos separados (evangélicos, testigos, pentecostales, etc.) dicen que cuando Jesús le dijo a Pedro que "Tu eres Pedro y sobre esta roca edificaré mi Iglesia" (Mt 16, 13-20), no se refería como "piedra" a la persona de Pedro sino a su declaración de Fe en la que reconoció que Jesús era el Salvador, "el Hijo de Dios vivo". Otros dicen que la piedra en esa frase es el mismo Cristo, quien habla.
Realmente no es así pues Jesús desde ese momento le cambia el nombre a Simón por Pedro (que significa "piedra") lo que muestra a las claras que EN ESA FRASE la "piedra" es la persona de Pedro, no su declaración de Fe sin él, ni Cristo. Si la piedra en esa frase fuera Jesús entonces no tendría ningún sentido que hubiera llamado "Petros", Piedra, a Simón y la frase quedaría gramaticalmente descompuesta o absurda: "Tu eres Pedro (piedra) pero la piedra sobre la que edificaré mi Iglesia soy yo". El predicado de la frase "sobre esta piedra edificaré mi Iglesia", solo puede hablar del sujeto de la misma frase: "Tu eres Pedro". Si hablara de otro sujeto serían dos frases con dos sujetos o sustantivos independientes, lo que es contrario al contexto y a las realidades expresadas en otros textos como veremos enseguida.

Jesús declara a Pedro la "piedra" (el primer jefe) sobre la cual se edifica su Iglesia y efectivamente lo hace por su declaración de Fe, pero sencillamente porque ella le muestra que Pedro es el discípulo con el mayor grado de conversión de todos, el que más ama a Jesús pues ya lo reconoce como su Salvador y lo manifiesta, y por lo tanto es el que está más fundamentado en Cristo que es la Piedra Angular y está más preparado espiritualmente para asumir esa función.

Por eso el mismo Jesús ya resucitado le pregunta a Pedro tres veces que si lo ama más que los demás para pedirle que apaciente "mis ovejas" (Jn 21, 15ss), las de Cristo, los presentes y futuros miembros de la nueva Iglesia que ha fundado en ellos.

Podemos deducir de este pasaje que hay dos clases de "piedra" en la Iglesia: la "angular" que es Cristo, y la piedra que es cada creyente o miembro de la Iglesia, de las cuales Pedro es la primera, su primer director o jefe.

Eso lo aclara la misma Escritura al llamar a Jesús "La piedra que desecharon los arquitectos, en piedra angular se ha convertido" (Sal 117, 22; Hch 4, 11).

Y Pedro lo confirma en su primera Carta: "Vosotros acercaos al Señor, la piedra viva desechada por los hombres, pero elegida y preciosa para Dios", (1Pe 2, 4).

Y en seguida aclara de que forma los fieles somos también "piedras" de la Iglesia: 

"y así, como piedras vivas que sois, formad parte de un edificio espiritual, de un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales agradables a Dios por medio de Jesucristo", (1Pe 2, 5).

Y los apóstoles en Pentecostés se convierten en esas "piedras vivas" del edificio de la Iglesia al recibir la manifestación visible del Espíritu del Señor, su mismo Espíritu. Desde ese momento las "piedras vivas" que forman la única Iglesia del Señor lo hacen en "la piedra angular" que es Jesucristo pues al recibir su Espíritu se han hecho uno con El, cumpliéndose la petición que el mismo Jesús había hecho antes de su muerte y resurrección al Padre : "que todos sean uno como Tu y Yo somos Uno".

Es así que debemos distinguir entre la "piedra angular" que es Cristo, que es el fundamento de la Fe de cada creyente; la primera "piedra" sobre la cual Jesús comienza a edificar la Iglesia en la persona de Pedro, y las "piedras vivas" que somos todos los miembros de la Iglesia.

Todo lo anterior lo podemos confirmar por el análisis del vocablo griego "piedra" usado en los diferentes textos bíblicos en que lo encontramos:

En Mt 27, 60 se usa esta palabra, "petra", para designar tanto la piedra o roca donde fue hecho el sepulcro como la gran piedra que lo tapaba: 

“y lo puso en su sepulcro nuevo, que había labrado en la peña [πέτρα, pétra]; y después de hacer rodar una gran piedra  [πέτρα, pétra] a la entrada del sepulcro, se fue”.

En Luc 6, 48 se usa de la misma manera: 

"Semejante es al hombre que al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca [πέτρα, pétra]; y cuando vino una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover, porque estaba fundada sobre la roca [πέτρα, pétra]".

En Ex 17, 5-6 también se usa el mismo vocablo: 

"El Señor respondió a Moisés: «Pasa delante del pueblo, acompañado de algunos ancianos de Israel, y lleva en tu mano el bastón con que golpeaste las aguas del Nilo. Ve, porque yo estaré delante de ti, allá sobre la roca [πέτρα, pétra], en Horeb. Tú golpearás la roca [πέτρα, pétra], y de ella brotará agua para que beba el pueblo». Así lo hizo Moisés, a la vista de los ancianos de Israel".

La palabra "petra" es en las tres frases un sustantivo general para designar cualquier piedra o roca sin importar su tamaño.

Y es cierto que este mismo vocablo se usa para Cristo también como un sustantivo general para decir que Él tiene la cualidad de ser Roca pero Angular, la principal, en el sentido de que debemos ser edificados en ella, que El viva en nosotros: 

En Sal 117, 22 y Hch 4, 11 lo dice expresamente "La piedra [πέτρα, pétra] que desecharon los arquitectos, en piedra [πέτρα, pétra] angular se ha convertido".

Pero no es exclusivo de El como afirman muchos, lo que refuta el argumento de que la piedra en Mt 16, 18 es Cristo porque según sus defensores siempre que se habla de "petra" se refiere a Cristo, lo que no es cierto y ya hemos visto en las frases anteriores.

En 1Cor 10, 4 Pablo hace referencia a la frase de Ex 17 ya vista usando el mismo vocablo para Cristo:

“y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca [πέτρα, pétra] espiritual que los seguía, y la roca [πέτρα, pétra] era Cristo”.

1Ped 2, 8 hablando también de Cristo y su Palabra dice: 

“es piedra [πέτρα, pétra] de tropiezo, y roca [πέτρα, pétra] que hace caer, porque tropiezan en la palabra, siendo desobedientes; a lo cual fueron también destinados”.

Pero vemos en 1Ped 2 que usa la misma palabra [πέτρα, pétra] refiriéndose tanto a Cristo como también a todos los miembros de su Iglesia: 

"Vosotros acercaos al Señor, la piedra [πέτρα, pétra] viva desechada por los hombres, pero elegida y preciosa para Dios", 1Ped 2, 4.

Y en seguida aclara de que forma los fieles somos también "piedras" de su Iglesia: 

"y así, como piedras [πέτρα, pétra] vivas que sois, formad parte de un edificio espiritual, de un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales agradables a Dios por medio de Jesucristo", 1Ped 2, 5.

"Por medio de Jesucristo", teniendo esa Piedra Angular en nosotros, somos piedras vivas agregadas al edificio espiritual de su Iglesia Católica. Lo que nos hace piedras a todos los fieles de la Iglesia es convertirnos hasta ser otros Cristos, Gal 4, 19, porque El vive ya en nosotros.

Así ya es posible entender el sentido real de toda la frase de Mt 16, 18, que se refiere a Pedro porque él como todos los convertidos es también piedra, pero no angular porque Pedro no está en nadie más, sino Cristo, pero es la primera piedra o cimiento visible del edificio de la Iglesia de Cristo, el cimiento del edificio que Jesús inició y está construyendo desde Pedro y los otros 11 apóstoles.

“Y yo también te digo, que tú eres Pedro [pétros], y sobre esta roca [πέτρα, pétra] edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”.

Nótese que en esta frase Jesús le da un uso único que no aparece en otra parte de la Escritura y es que habla de Simón como "Petros", en género masculino y como un nuevo nombre propio que le da, y en el resto de la frase vuelve al sustantivo general diciendo que Pedro es la piedra en femenino.

La diferencia entre estas dos palabras, Petros y petra, no consiste en que la primera sea una piedra grande y la otra una pequeña porque tienen la misma raíz, sino que una, Petros, Jesús la vuelve nombre propio de Simón masculinizándola, y la otra, piedra, es el sustantivo general que es femenino, que es una cualidad tanto de Cristo como Piedra Angular, como de Pedro como cimiento visible del edificio y garante de la unidad de la Iglesia de Cristo, y que designa también cualquier objeto que sea piedra o roca. 

Lo podemos ver en estas imágenes de las definiciones del diccionario Strong. Para verlas mas grandes favor hacer click en ellas:


En la definición de Petros, a la que le da el código G4074 como podemos ver en la imagen, dice que es masculino, un pedazo de roca grande como en G4073 -donde define "petra"- y que es un nombre propio, Pedro.



Y en esta imagen donde se define "petra" dice que es el femenino de la mismo palabra definida en G4074 que es petros, una masa de roca, una peña o piedra o roca, lo que demuestra que en ningún momento se puede decir que en una habla de Pedro por ser una piedra pequeña, y en otra habla de Cristo por ser una piedra grande.  

Podemos resumir lo dicho en estas imágenes en donde se explica de forma didáctica por qué Pedro si es la piedra de Mt 16, 18, sin desmedro de que Cristo sea Piedra Angular:






Es de anotar que la Iglesia es fundada y edificada en la persona de Pedro como su primer jefe o pastor, cuya misión es la de "atar y desatar" en toda la Tierra (Mt 16, 19) "apacentar" TODAS las ovejas del Señor (Jn 21, 15ss), "confirmar" la Fe de TODOS los hermanos (Lc 22, 32) y poseer "las llaves del Reino" (Mt, 16, 19), funciones para las que el mismo Jesús ha orado por él, para que su Fe "sea firme" (Lc 22, 32).

Es decir:

1. "atar y desatar en la Tierra", decidir, practicar, celebrar y proclamar todo lo relacionado con la Fe y la organización de la Iglesia. Y lo que haga en cumplimiento de esa misión tiene efectos en el Cielo. Por ello al confesar a un sacerdote nuestros pecados y éste absolverlos son realmente perdonados por Jesús y el Padre desde el Cielo pues Cristo habita en ese Sacerdote, 1Tim 3, 15; Mt 28, 20. Al casar a una pareja en el Sacramento del matrimonio realmente Dios comienza a actuar entre ellos, etc.

2. apacentar las ovejas del mismo Cristo ("apacienta mis ovejas") gobernando a los creyentes, a la Iglesia, guiándolos en su Fe, mostrándoles el camino seguro a seguir para llegar al encuentro con Jesús (en ello tienen particular importancia los dogmas que ha proclamado la Iglesia, que nos dan la seguridad de que al creerlos estamos haciendo lo correcto).

3. "confirmar" a los hermanos en su Fe. La Iglesia tiene la misión de decir si lo que practica, proclama y cree uno o un grupo de sus fieles hace parte de la verdadera Fe o no.

4. La de poseer las llaves del Reino que le han sido dadas por Jesús, lo que quiere decir que solo quienes están en comunión con el Papa pueden entrar en el Reino de Dios que nos ha sido traído por su hijo Jesucristo, lo que obliga a que todos estén bajo su autoridad apostólica.
Esta figura simbólica de dar las llaves del Reino está basada en la costumbre de los palacios de los reyes o sedes de gobierno y casas reales, en los que las llaves del Palacio eran entregadas a un mayordomo, que era el único que podía abrir para entrar o salir alguien.

Como podemos ver, esto es lo que hace el Papa hoy como sucesor de Pedro. Y cada Obispo y sacerdote en sus diócesis y parroquias, en comunión con el Santo Padre.

Por ello podemos afirmar que Jesús al darle esas funciones a Pedro estaba creando un carisma, unas funciones que cada ministro de la Iglesia, de acuerdo a si es la totalidad o una porción del pueblo de Dios la que pastorean, las realizan ya sea para toda la Iglesia (el Papa), la Diócesis (su Obispo en comunión con el Papa), o la parroquia (el párroco como representante del Obispo), todos en comunión entre sí y cada uno con Cristo, cabeza de la Iglesia por medio del Espíritu Santo como fue recibido por los apóstoles en Pentecostés, garantizándose de esta manera el eficaz gobierno y guía de todo el pueblo de Dios en el mundo entero, con la autoridad y eficacia salvadora que proviene de la Fe viva en el Señor.