ANALIZA DIFERENTES TEMAS GENERALMENTE POLÉMICOS DE NUESTRA FE CRISTIANA
PARA MOSTRAR SI TIENEN o NO SUSTENTO BÍBLICO.

"La pregunta principal que nos planteamos hoy es ¿cómo hablar de Dios en nuestro tiempo? ¿Cómo comunicar el Evangelio, para abrir caminos a su verdad salvífica en los corazones de nuestros contemporáneos, a menudo cerrados, y en sus mentes, a veces distraídas por tantos destellos de la sociedad?"... ..."La primera respuesta es que nosotros podemos hablar de Dios porque Dios ha hablado con nosotros. La primera condición del hablar de Dios es, por lo tanto, la escucha de lo que ha dicho el mismo Dios."
<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>

AAA ¿Dios castiga? ¿Es Dios el autor del castigo? ¿Él nos causa los sufrimientos? Cual es la causa del mal; efectos internos y sociales del pecado; qué es el infierno y cómo evitarlo; por qué sufrimos y como lo usa Dios en nuestro favor; qué es el Juicio; cómo nos lleva Dios con su Providencia hasta su Hijo; 2Sam 24;1Cr 21.1-14


El artículo que se encontraba en ésta página se ha editado y ampliado para convertirlo en un libro cuya carátula presentamos arriba. Esto con el objeto de explicar mejor y de forma mas amplia por qué Dios no castiga, incluyendo los aportes posteriores al artículo inicial.

Pero no podría acudir a mejores palabras para invitar a descargar y leer éste nuevo libro que las que amable y generosamente escribió Alejandro Bermúdez, de EWTN y Aciprensa, como Prólogo:
PRÓLOGO DE ALEJANDRO BERMUDEZ:

"El estimado amigo Jaime GomesCasseres me pide una introducción a este libro electrónico. El pedido me trae a la memoria y al ánimo, la reacción del gran Lope de Vega:

“Un soneto me manda hacer violante
                    que en mi vida me he visto en tanto aprieto…”

Sentimiento sólo similar, porque existen importantes diferencias: primero, Lope de Vega era la cumbre del soneto español, y por tanto su “aprieto” no era en realidad tal cosa. En segundo lugar, a diferencia del mismo Lope, que concluía victorioso “y ya está hecho”; yo jamás podré decir lo mismo; simplemente porque no tengo en teología la destreza de Lope en poesía.

En efecto, el tema de si Dios castiga o no es complejo, y por tanto es comprensible que existan posturas encontradas, y que levante pasiones honestas. Insisto y me refiero únicamente a las “honestas”, porque muchas de ellas no lo han sido, y por eso, por el bien de la Iglesia y del mismo debate, deben ser ignoradas completamente.

La razón por la que admito encontrarme en “un aprieto”, es porque estoy convencido que este aporte del hermano GomesCasseres es bastante más articulado, consistente y espero, para quienes tienen el corazón y la mente abiertas a la verdad, convincente, que el libro electrónico que recientemente publiqué “Dios no Castiga”.

GomesCasseres en efecto explica en este texto claro, sereno, articulado y sistemático, los argumentos principales que sin ser yo teólogo, y con el simple recurso al sentido común y la razón teológica -sustentadas ambas en una firme plataforma bíblica y magisterial-, he planteado.

Son argumentos, que para efectos pedagógicos, he propuesto como interrogante que hasta ahora ninguno de los partidarios de la doctrina de que Dios “castiga” ha logrado responder:

1) ¿De qué sirve apilar citas que supuestamente “demuestran” que Dios “castiga”, ignorando sistemáticamente el corpus doctrinal y bíblico que le da contexto y que enseña exactamente lo contrario?

2) Si Dios castiga: ¿Cómo, cuándo, dónde y por qué castiga? La respuesta no puede ser “sólo Él lo sabe en su omnisciencia”, porque si así fuera  ¿Qué valor tendría el castigo, si el destinatario es incapaz de discernir si está siendo “castigado” o sólo “puesto a prueba en el crisol”? ¿Cómo quedaría –no la misericordia- sino la justicia divina?

3) Si los inocentes sufren sin explicación aparente, sin comprender por qué, incluso sin tener uso de razón ¿Cómo explicar que eso es “castigo” divino, especialmente si se lo contrasta con la trágica realidad -que  ya desconcertaba al salmista- de la prosperidad de los malos?

La afirmación de que Dios “castiga” es por tanto, si se asume de manera absoluta, no sólo un error –movido en casi todos los casos por la mejor de las intenciones- sino una aberración que atenta no tanto contra la misericordia infinita de Dios sino, más grave aún, como he insistido, contra su justicia.

En mi libro electrónico, propuse apenas estas preguntas como breves interrogantes, porque el objetivo era presentar los textos traducidos de dos teólogos que además de ser altamente reconocidos por su acumen teológico así como por su plena fidelidad a la Iglesia, recibieron ni más ni menos que el encargo directo de la Santa Sede para intervenir en este tema.

Se trató por tanto de un aporte modesto; pero con los elementos suficientes como para poder sinceramente reflexionar; considerando que al conjunto del libro electrónico le faltaba poco o nada: interrogantes cruciales, opiniones de teólogos consumados, respaldo de la Santa Madre Iglesia y respuesta directa a quien proponía entonces en Italia exactamente los mismos argumentos que los partidarios del “Deo puniri” proponen. Desde entonces y hasta este momento, nadie, entre los “homo punex” ha respondido… no a mí, sino a Mons. Inos Biffi o al P. Giandomenico Mucci.

Por eso es que esta obra de GomesCasseres es refrescante: porque finalmente avanza el argumento hacia adelante: donde yo me limitaba a proponer interrogantes -que insisto, no tienen salida para los “castigadores”-; él ofrece una propuesta articulada con calma, claridad y sólidos argumentos magisteriales y bíblicos.

Quisiera auspiciar que este aporte generoso y laborioso de GomesCasseres pusiera fin al debate; pero conociendo las debilidades intrínsecas de nuestra naturaleza humana, el sigiloso pero poderoso impacto que la herejía de “sola scriptura” tiene en muchos de los autodenominados apologetas de hoy -incluso cuando recurren al magisterio-; mezclada a veces a la ansiedad de atraer tráfico a páginas web; es de predecir que el debate continuará. Sea pues.

No todas las líneas argumentativas de Jaime GomesCasseres son las que yo escogería. Pero precisamente en ello radica el valor de su aporte: en demostrar que cuando se actúa con un poco más de conocimiento de causa, un recto uso del magisterio, sentido común y contacto con la realidad, son muchos los caminos que conducen a Roma.

Y en este caso, creo que el camino de Jaime GomesCasseres para llegar a una sana conclusión es más articulado.

No puedo pues llamar a estas palabras un “prólogo”, como amablemente me pidió el autor. Simplemente son palabras de felicitación al autor y de gran ánimo a los lectores.

Lo importante al final, gracias a aportes como el de este libro electrónico, menos hermanos en la fe se verán confundidos con la vaga, uránica e irresuelta propuesta de que Dios “castiga”.

¡Dios NO castiga!

¡Buena lectura!"

Alejandro Bermúdez